Enseñar a nativos digitales
Prensky, Marc SM (col. Biblioteca Innovación Educativa), Madrid, 2011, 240 pp.
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Marc Prensky, que acuñó hace un tiempo los términos nativo digital e inmigrante digital, se ha centrado en innovar el proceso de aprendizaje, combinando la motivación del alumno, a través de tecnologías y juegos, con el contenido de la educación formal. En esta línea presenta un modelo pedagógico que llama "coasociación": los alumnos (nativos digitales, por supuesto) ponen la búsqueda de contenidos a través de la tecnología; los docentes (inmigrantes digitales, dice él) ponen el rigor y la calidad, y se especializan en guiar.
El libro que tenemos entre las manos se centra en ofrecer herramientas claras y muy funcionales para que el docente logre generar esta coasociación con su alumnado. El punto de partida son tres evidencias, un poco manidas: los alumnos de nuestras aulas están cambiando; la pedagogía de "contar y hacer exámenes" ya no es efectiva; la tecnología digital, usada correctamente, puede ayudar a conectar el aprendizaje del alumnado con la realidad.
La pregunta es evidente: ¿qué significa "usar correctamente" la tecnología? Para Prensky significa pensar en las personas y en sus pasiones más que en clases y contenidos. Significa ser siempre "real" y no solo relevante; planificar el contenido según las preguntas y las preguntas según las habilidades, y permitir que los alumnos "creen" y utilicen "toda" la tecnología disponible. A lo largo de diez capítulos aborda estas ideas y va espolvoreando aquí y allí sugerentes "consejos coasociativos". Algunos ejemplos: "Pregunta a la clase si cree que hablas demasiado o más de lo necesario. Luego pídeles sugerencias sobre cómo podrías reducir la cantidad de tiempo que dedicas a dar clase teórica"; "Si el concepto de una clase menos firmemente controlada te resulta difícil, puedes probarlo con un único proyecto de coasociación"; "Si consigues un ordenador para cada alumno en el aula, empieza tu trabajo conversando sobre su uso. ¿Cuáles son las responsabilidades de cada socio respecto a estas herramientas? ¿Cómo se pueden usar mejor? ¿Cómo se puede minimizar o evitar el abuso?".
Prensky insiste mucho en el trabajo compartido, sobre el que también ofrece algunas sugerencias. El profesor no explica, formula preguntas; también propone temas y herramientas; aprende de los alumnos en tecnología, y evalúa los resultados con criterios de rigor y calidad. Por su parte, el alumno no toma notas, descubre; investiga y crea resultados; aprende del profesor sobre calidad y rigor, y mejora los resultados.
Especialmente útil, por práctico, resulta el capítulo siete, "Entender los sustantivos o herramientas". Se trata de una lista de más de cien herramientas que pueden resultar útiles para trabajar en el modelo coasociativo: agregadores de noticias, juegos de realidad alternativa, generadores de personajes y avatares, prácticas de realidad aumentada, herramientas de diseño asistidas por ordenador y de creación de cómics, etc.
"Una revolución de arriba abajo", dice Prensky, o sea, una revolución del sistema desde sus bases, la coasociación del alumnado y el profesorado a pie de aula. Una idea clásica en un contexto actual.