Josep Arbiol. Maestro del Colegio Público Santa Teresa, de Valencia. Correo-e: joseparbiol@hotmail.com
Fotografías de CP Santa Teresa
Cada mañana, cuando voy a trabajar, camino por las calles del centro histórico de Valencia, dejando atrás un antiguo mercado remodelado, un palacete gótico medio demolido y un arco de entrada a algún olvidado comercio familiar, hasta llegar a mi colegio, en el edificio donde antaño existió el Cine Caro. Con fachada modernista al estilo vienés e inspirado en los pabellones de la exposición de Turín de 1902, el Cine Caro fue diseñado y construido en el año 1910 por el arquitecto Vicent Ferrer en los terrenos del antiguo Hort d’En Cendra, propiedad del Marqués de Caro, por aquel entonces alcalde de Valencia. Desde la calle Ripalda se accedía al interior de dos naves estrechas unidas por una cafetería que servía de nexo. Modificaciones urbanísticas posteriores afectaron a la tipología de edificio-cine, muy avanzada para la época: dos salas funcionando al mismo tiempo. Fueron los primeros multicines de Europa. En el año 1934, la única sala que quedó en uso se adaptó para cine sonoro, llamándose Cine Museo.
El Cine Museo funcionó hasta el año 1984. Después se convirtió en un almacén y actualmente, tras muchos años en ruinas, se demolió el interior para construir un colegio público de educación primaria, el CEIP Santa Teresa, que apenas guarda el recuerdo de su antiguo pasado cinematográfico. Mirando su fachada recuerdo que, en mi juventud, ese edificio que actualmente se destina a la enseñanza, fue uno de los más bonitos y efervescentes cines de la ciudad, donde pasé muchas tardes descubriendo, en un país en transición al sueño de la democracia, a Luchino Visconti, Rainer Werner Fassbinder, Billy Wilder, Ingmar Bergman, Akira Kurosawa y Theo Angelopoulos, entre otros, y donde vi la primera película de Pedro Almodóvar (Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón).
Un homenaje a las películas de todas las épocas
Ante la crisis económica y la mengua de recursos financieros y humanos que esta ha generado en nuestra escuela, nos planteamos una actuación conjunta de todo el colectivo de la comunidad educativa: queremos llevar a cabo una actuación en positivo que devuelva la ilusión que los tiempos grises que estamos atravesando parece querer anular. Nos proponemos reivindicar el placer de trabajar y de crear. Deseamos, de alguna manera, devolver a su uso original el edificio del colegio, arraigar al alumnado en el barrio y llevar adelante un trabajo cooperativo. Y todo ello nos conduce al cine para vestir de colores la realidad.
Se nos ocurre que nada podría ser mejor que hacer una película que rinda un homenaje al celuloide de todas las épocas y de todos los tiempos bajo la óptica infantil y de una manera lúdica y educativa. Pensamos que podríamos jugar a las películas y jugar también a hacer dichas películas. Y que estas volvieran a entrar al recinto que muchos años fue cine. Deseamos volver a proyectar cine en el antiguo patio de butacas, en lo que hoy es el patio del colegio, en una inmensa pantalla. Queremos que la linterna mágica vuelva a iluminar el Cine Museo con las imágenes creadas por los pequeños habitantes del centro (aquí se puede acceder al resultado final de esta experiencia: Un barri de cine, un col·le de pel·lícula).
Todo el alumnado se convierte en protagonista
La actividad va dirigida a la totalidad del alumnado del colegio. Y, exceptuando tres niños en acogida que no pueden aparecer en imágenes pero sí en el desarrollo de la actividad, todos participan en el proceso. Desde los alumnos de 3 años de Educación Infantil hasta los mayores de 6º de Primaria visionan películas, adaptan guiones, ensayan, ruedan y actuan. Pero la experiencia no se limita exclusivamente a ellos. También han sido protagonistas los padres y madres de los alumnos. Como escuela abierta a la sociedad y al barrio, creemos en las comunidades de aprendizaje. Las familias han sido parte activa también en todas las etapas, destacando el papel realizado en la producción y en actuación. No os perdáis a Carmen, la conserje, en el mercado protagonizando una escena al estilo de 2001, una odisea del espacio.Una escuela con alta implicación familiarEl CEIP Santa Teresa es un centro público que se encuentra situado en el tradicional barrio del Carme de Ciutat Vella, al norte del casco antiguo de la ciudad de Valencia. Cuenta con un total de 210 alumnos, en una sola línea, que reciben la enseñanza en valenciano. El entorno físico del barrio ha sufrido muchos cambios en los últimos años, pasando de ser una zona degradada a convertirse en un lugar turístico y privilegiado. El nivel socio-cultural y económico de sus habitantes ha cambiado mucho y ello incluye al alumnado del centro.Un porcentaje muy elevado de las familias tiene un nivel económico medio-alto, posee estudios superiores y matriculan a sus hijos e hijas en la escuela pública por convencimiento. Profesiones artísticas, periodistas, profesorado de todos los niveles y otros profesiones liberales conforman un panorama de padres y madres altamente formados e implicados en la vida cultural tanto de la ciudad como en el funcionamiento del colegio. Este dato resulta muy relevante a la hora de analizar el proceso y la evaluación de sus resultados ya que padres y madres abogan por una educación activa y participativa.
El barrio también es un elemento fundamental en este trabajo. Arraigar al alumnado a su entorno, mostrarle la riqueza histórica de su ciudad y poner en valor lo cotidiano, es un reto que confería al barrio tanto protagonismo como al cine. Por ello, localizaciones y emplazamientos son cuidados al máximo, hasta la luz y la hora del día se miman a conciencia.
Planificar la estrategia antes de empezar
Los inicios siempre son el momento más difícil. Tanto el hecho de empezar un proyecto audiovisual como hacerlo por primera vez en un centro escolar requiere una reflexión previa y una estrategia clara de presentación y propuesta. Cada comunidad educativa tiene su propia idiosincrasia y es necesario saber cómo formular una iniciativa novedosa en un entorno concreto. Mi apuesta fue por la apertura del proyecto y la participación plena de todos los sectores de la comunidad escolar. Y de una manera voluntaria. Ello conlleva un mayor esfuerzo de coordinación pero, si resulta, el proceso y el resultado cobran un mayor peso y salen ganando en riqueza tanto estética como motivadora al aprendizaje.
El primer paso consiste en una reunión donde planteamos el proyecto al sector adulto de la comunidad educativa: "Aprender viendo cine y aprender haciendo cine". El alumnado visiona películas de toda la historia del cine y de todos los géneros, desde películas enteras a secuencias elegidas. El listado de películas a visionar por el alumnado se formula mediante correos electrónicos centralizados en una persona coordinadora de esta parte del proyecto. Consensuadas por todos y todas, las propuestas llegaron rápida y abundantemente. Todas ellas justificadas sobradamente. Ya tenemos el primer material "mágico" de trabajo: Hair (Milos Forman); Psicosis (Alfred Hitchcock); Un perro andaluz (Luis Buñuel); La salida de la fábrica (hermanos Lumière); y Tacones lejanos (Pedro Almodóvar), figuran en un largo listado que quedó en un total de sesenta obras.
La producción también corre a cargo de equipos mixtos alumnado-familias con una persona encargada de coordinar la globalidad de la producción. Policía Nacional, Bomberos de Valencia, comercios de la zona, el Mercado de Mossèn Sorell y el Mercado Central entran en producción. Cameos con actores como Xavi Castillo en Sólo ante el peligro, Jordi Ballester para La vida es bella o la directora del IVAM para Jules et Jim, se van sumando a esta lista de producción que va incrementándose en calidad y cantidad conforme avanza el rodaje. Necesitamos un barco para Titanic, un descapotable de época para Grease, un motocarro para Plácido, una moto vespa para Vacaciones en Roma…
El vestuario se confecciona también coordinadamente entre familias, alumnado y talleres realizados en las diferentes clases, con resultados sorprendentes. El traje de fallera de una niña fue remodelado en un traje de época para interpretar a Marie Antoinette de Sofía Coppola, ropa que se prestaba entre alumnos daba lugar a La Pantera Rosa o Spiderman. Los más pequeños de Infantil, de 3 años, decoraron sus máscaras de deliciosos Gremlins y los de 4 años recrearon un muy interactivo El Rey león.
Aprender cine viendo cine
El cine es un poderoso recurso informativo por el que se accede a conocimientos culturales, prácticos, incluso científicos, a valores individuales o sociales (o contravalores), a la vez que estimula el desarrollo competencial de la capacidad de observación, el análisis, la reflexión, el juicio crítico... Involucra pues a toda la persona, tanto en la dimensión cognitiva como la afectiva, ética, social e individual. En nuestro caso, la parte pasiva de aprender viendo cine cobra mucha importancia. El visionado de películas se plantea de una manera interactiva. Y es este visionado el que, posteriormente, va a dar pie al guion.
Según el grupo-clase, el visionado de las películas se plantea de diferentes maneras. El papel de las familias vuelve a ser fundamental. Los padres visionan y explican las películas a sus hijos e hijas a la vez que en gran grupo se ven y trabajan las películas en el colegio. Los pequeños de Educación Infantil trabajan secuencias en talleres y cada docente aporta su gota de agua y su personal forma de trabajar el cine, de tal manera que la escena más representativa de cada película sirve después para conformar el guion que, siguiendo un esquema previamente marcado, va desarrollándose. El esquema numera cada una de las escenas y aporta los datos técnicos básicos de la película a la cual pertenece esa escena: director, año y país de producción. Señala al niño o niña que debe actuar en la escena y aquellos encargados del rodaje y de apoyo. Se incluye también un fotograma correspondiente a la escena original, así como la señalización de las localizaciones de rodaje y las necesidades de producción.
Crear la imagen, un aprendizaje activo
Una vez tenemos listo el guion y las necesidades de producción cubiertas, pasamos de un aprendizaje pasivo y contemplativo a un aprendizaje activo en el que los alumnos y alumnas se implican en la elaboración de sus propios mensajes, aplicando en ellos su creatividad e inquietudes. Nada mejor para ser críticos con los mensajes recibidos que el haber aprendido a elaborar mensajes propios, descubriendo en el proceso de elaboración lo que implica encuadrar de una o de otra forma, qué supone hacer descartes en montaje, cómo se elabora un guion, etc.
Todos hemos podido experimentar el hecho de filmar porque hemos tenido la oportunidad de filmar con cámaras más o menos profesionales o hasta con un teléfono móvil. Pero, seguramente, las veces que hemos filmado no lo hemos hecho con criterios técnicos, y además lo hemos hecho sin fijarnos en detalles importantes que den un buen resultado de calidad a la grabación final.
La enseñanza del cine debe ir acompañada de concepciones, procedimientos y competencias relativas a los soportes técnicos (procesos transcurridos desde su impresión hasta su proyección); a la imagen (connotaciones de sus signos, tipos de planos, gestos, expresiones); a la realización (funcionamiento del trabajo planificado); al montaje (orden, ambientes, sonido, efectos); y al análisis formal (componentes significativos y coherencia de la película). Es por ello que, antes de lanzarnos a la calle con la cámara, los mayores trabajan nociones teóricas básicas de la praxis de la imagen detallados anteriormente. Sin profundizar ni aburrir. Un par de sesiones de clase teórica por nivel fue el tiempo empleado. Tiempo habrá de que lo hagan y profundicen en un futuro si ello les interesa.
El rodaje en la calle dura aproximadamente un mes, ocupando todos los fines de semana, de viernes a domingo, del mes de mayo de 2013, y también algunos días entre semana; aquellos que por volumen de actuaciones o necesidades de producción (croma de Superman, El hombre mosca o Mary Poppins) así lo requieren. Cada escena tenía también un guion técnico simplificado de filmación basado en el original de la película reproducida: organizado en tres columnas, la primera contiene el plano que se debe filmar en esa escena, en la segunda columna aparece el texto correspondiente y la tercera se dedica al storyboard, a la imagen de esa escena. Todo con sencillez y practicidad.
Rodada en formato DV Cam, con una Sony 3CCD en 16:9 y con la ayuda de dos cámaras Handycam Sony HDR-XR200VE, cualquiera de las tres cámaras, tanto la principal como las auxiliares, son susceptibles de ser utilizadas por los pequeños, siempre con el apoyo y corrección de un adulto. A partir de cuarto de Primaria todos hacen de actores y de cámaras, viendo cómo funciona la grabación de los planos y experimentando los diferentes roles de la producción cinematográfica. La pértiga de sonido, el carro de ruedas para hacer los travelling y las luces allá donde se requieren fueron utilizados por el alumnado de una manera más que satisfactoria. Como ayudas especiales cabe destacar el estudio improvisado de croma y el mini-helicóptero prestado para la grabación de la escena final y conducido, evidentemente, por un profesional.
Escoger la música ideal y hacer el montaje
Una buena imagen ha de ir acompañada de una música apropiada. En nuestro caso, el estudio de la música en el cine es el eje de partida. La música ya está, pero hay que saber cómo hacer uso de ella. La banda sonora que acompaña a las películas es también, en muchos casos, una adaptación libre de las músicas originales, desde una óptica valenciana. Los instrumentos tradicionales del folclore valenciano y que acompañan al cant d'estil, se convierten en la base sobre la que gira toda la película, con instrumentos de la típica rondalla como la guitarra, el laúd, la bandurria o el guitarro valenciano. Así se recrean temas tradicionales como L'u i el dos, L'u o L'u i el dotze, entre las melodías tan conocidas como Moon river o Somewhere over the rainbow. Para la música tampoco se excluye a ningún niño, considerando que es más importante el resultado pedagógico que el artístico. Ellos cantan, acompañan con los instrumentos a los padres que graban la música y eligen cómo particularizarla. No componemos música expresamente para nuestro cortometraje, pero sí adaptamos la música clásica del cine, tras un estudio de conveniencia a aquello que necesitamos. Toda la música es grabada en un estudio de grabación anteriormente al rodaje de la película.
Editada con el programa Final Cut, el protagonismo del montaje es, en su mayor parte, para un miembro de una de las familias del colegio –periodista de profesión–, que ha trabajado durante mucho tiempo en televisión y que agiliza el proceso. Ello no implica que sin la ayuda profesional el proyecto no pueda salir adelante, pero sí que facilita el minimizar las largas y agotadoras horas delante de un ordenador para el montaje. Con la ayuda de un equipo de edición formado por otro padre, un profesor y un alumno, cada escena, una vez editada y antes de encadenarla a la siguiente para seguir el hilo narrativo, se pasa a los niños y niñas protagonistas, se visiona, explica, discute y se procede a la reedición consensuada. Este es el momento en que cada grupo de alumnos da sentido a la narración de su escena a partir de la unión de los diferentes planos grabados en la fase anterior, y como guía utilizan el guion técnico realizado en la primera fase. Cada escena, dependiendo del encadenado, es susceptible de alguna revisión técnica final.
Y llegó la hora del estreno
La experiencia es perfecta. Y es perfecta porque de ella y sus errores se pueden sacar enseñanzas que pueden ayudar a mejorar la propuesta. Como se dice en la película de Federico Fellini Amarcord: "El cine, si está bien hecho, regala pequeños fragmentos de vida que no se olvidarán jamás".
La educación audiovisual ha cobrado peso en el CEIP Santa Teresa porque este proyecto deja patente la importancia que el trabajo con la imagen tiene en la actualidad. La desfasada educación libresca proveniente del Siglo de las Luces, que aún es la protagonista de la enseñanza de nuestros días, debería ir dejando paso al presente y a la realidad social circundante. Una realidad donde impera la imagen y sus códigos, que hay que saber descifrar y utilizar para no ser analfabetos y acríticos en un mundo de manipulación masiva.
Un jueves, el 21 de junio de 2013, a las diez de la noche, el patio del actual CEIP Santa Teresa de Valencia, vuelve a ser el patio de butacas del Cine Caro en un día de estreno… Han pasado 103 años.