Manuel Pérez, periodista.
"El secreto de la educación es practicar con el ejemplo". Con esta máxima, escrita sobre una de las paredes de la entrada del centro, reciben en el IES Fray Luis de León, de Las Pedroñeras (Cuenca), a todo aquel que los visita. En ella se resume todo el trabajo realizado por el claustro de profesores durante los últimos diez años para cambiar la realidad de un instituto que, aunque centro de referencia para muchos pueblos de la comarca, no gozaba de buen prestigio.
Esta "mala fama", según reconoce la plantilla actual de profesores, se debía, principalmente, a la falta de disciplina. El consumo de cannabis se daba en ocasiones en los servicios y el patio de recreo, las novatadas eran la tónica diaria en los pasillos, y el destrozo del mobiliario –que suponía un gasto de 5.000 a 6.000 euros al año– superaba con creces los costes asumibles para un centro de sus características.
Todos estos problemas se traducían en un clima de convivencia terrible en el que ni el profesorado desempeñaba sus funciones a gusto, ni los alumnos con verdadera voluntad de aprendizaje encontraban un caldo de cultivo adecuado. Y qué decir de aquellos que no veían un sentido práctico a la educación y su único cometido era el de acumular amonestación tras amonestación y expulsión tras expulsión.
Raúl Martínez, director del instituto, explica por qué un número importante de alumnos del centro no valoraba que una buena formación les pudiera ayudar a conseguir en el futuro un empleo cualificado y una buena remuneración económica. La causa está en la propia idiosincrasia de Las Pedroñeras, un municipio de La Mancha conquense de poco más de 7.000 habitantes donde muchas familias trabajadoras obtienen al año unos ingresos –si la cosecha es buena– que superan en mucho lo que gana cualquier profesional de la máxima cualificación, gracias al cultivo y exportación de su afamado ajo morado.
Combatir esta particularidad de la sociedad pedroñera y los problemas que ocasionaba en el ámbito de la comunidad escolar suponía un toro demasiado grande de lidiar para cualquier profesor, máxime en un centro donde el elevado índice de interinidad hacía que ningún docente complicara su estancia más de lo necesario.
El punto de inflexión para el IES Fray Luis de León se produce con la elección de un nuevo equipo directivo en el curso 2003-04, que promueve un proyecto de innovación y lo presenta a la convocatoria de ayudas que por aquel entonces promovía la Consejería de Educación de Castilla-La Mancha.
"Los profesores que formábamos parte del Departamento de Educación Física pensamos que la cercanía a los jóvenes, demostrando en todo momento el compromiso desinteresado de los profesores, y el ofrecerles unas alternativas de ocio saludables, era la mejor forma de prevenir problemas de conducta o relacionados con la drogodependencia", explica Martínez, recalcando que con el objetivo de educar en valores a través de la Educación Física y el deporte se pusieron a trabajar en el proyecto y a recabar la implicación del resto de los compañeros.
El fin último del proyecto era que el alumno introdujese la práctica deportiva dentro de su estilo de vida, extrapolando a la misma los valores de solidaridad, respeto, compromiso, dedicación, esfuerzo y sacrificio que promueve el deporte.
¿Por qué la Educación Física?
Raúl Martínez y Ana María Picazo, actual jefa de estudios y copromotora del proyecto junto con Ernesto Cuesta –todos como profesores del Departamento de Educación Física–, parten de la base de que esta asignatura no solo debe abordar aspectos conceptuales, técnicos y tácticos del deporte, sino que debe ayudar a formar a la persona en sus valores, creencias, opiniones… Además, creen que es la materia que más se presta a conseguir estos objetivos, ya que favorece el contacto directo entre el alumno y el profesor, y además lo hace en un ambiente, el de fuera del aula, "que permite conocer verdaderamente la personalidad y el comportamiento de cada estudiante". Picazo añade además que, como factor a su favor, juega que "los alumnos más problemáticos suelen ser quienes tienen más interés por la Educación Física".
La idea de estos profesores era que la transmisión de valores se hiciera de forma inconsciente a través de diferentes actividades para que el alumno interiorizara actitudes de una forma natural. Así, el alumno no se sentiría forzado en su formación y se garantizaría el éxito de los resultados.

Para trabajar la formación integral en los ámbitos cognitivo, afectivo, psicomotriz y también psicológico y sociológico desde el campo del deporte, el proyecto de innovación del IES Fray Luis de León promueve actividades como un club de bádminton, un club de ping-pong, talleres de juegos educativos, talleres deportivos y talleres de formación, que se desarrollan durante los recreos y también en horario extraescolar.
Deportes estrella para la convivencia
Con más de 120 participantes, el club de bádminton es la actividad "estrella" del proyecto de innovación del IES Fray Luis de León. La clave de su éxito radica, según Raúl Martínez, en que es un deporte novedoso para los alumnos –pues no se incluía dentro de la oferta de actividades deportivas del Ayuntamiento– y en que lo puede practicar cualquier persona. "Buscamos un deporte que lo pudieran practicar chicos y chicas, que fuera divertido y de un nivel bajo, para que no se excluyera a nadie por sus condiciones físicas", puntualiza Martínez.

El club de bádminton se imparte los miércoles y viernes por la tarde entre los meses de octubre y junio en las instalaciones del Frontón Municipal, que, aledañas al instituto, cede el Ayuntamiento de Las Pedroñeras para la práctica de esta actividad. También se practica a diario en el gimnasio del instituto durante el recreo.
En sus inicios, el club solo contaba con una quincena de alumnos. Sin embargo, el interés suscitado como alternativa de ocio gracias al boca a boca ha hecho que en la actualidad haya más de 120 inscritos y cuente con su propio torneo anual.
Alicia, Lucía, Clara, Tamara y Andrea son algunas de las chicas que cada día prefieren practicar su deporte favorito durante el recreo a hacer cualquier otra actividad. Alicia, de cuarto de ESO, explica que comenzó a practicar bádminton hace cuatro años cuando se apuntó al club después de que la animaran unos amigos. Lo recomienda porque ha conocido a nuevos compañeros, incluso de otras edades, otros cursos y otros pueblos, lo que cree que ayuda a mejorar la convivencia en el centro.
Para Lucía, también alumna de cuarto de ESO, todo son ventajas. "El bádminton nos mantiene entretenidas en nuestro tiempo de ocio. Es verdad que implica sacrificio y respeto, pero adquirimos una disciplina que luego nos es útil en otras áreas de nuestra vida diaria", señala orgullosa.
Tamara y Clara son dos alumnas de segundo de ESO que se encuentran cada día con Alicia y Lucía. La diferencia de edad y curso no supone un obstáculo para que compartan afición por el mismo deporte y se reúnan para practicarlo durante el recreo.
Ambas consideran que las actividades deportivas promovidas por el centro mejoran el clima de convivencia y les inculcan el respeto por el compañero y el cuidado de los materiales. Quizá el mejor reflejo de que el proyecto funciona es que ninguna de ellas cambiaría lo que hacía antes durante el tiempo de recreo por la práctica de esta actividad.
La cuerda que divide en dos el gimnasio creando una única y gran pista de bádminton en torno a la que juegan los alumnos mantiene unida a toda la comunidad escolar. Este sentimiento de unión –que uniformiza las camisetas financiadas por la Asociación de Mujeres La Libertad de Las Pedroñeras– hace que todos sientan como suyos los numerosos logros del club en los campeonatos de Deporte en Edad Escolar en los que participa.
No todo es bádminton en el IES Fray Luis de León. Los alumnos del club de ping-pong también aprovechan el tiempo de recreo para perfeccionar su juego en las mesas que hay instaladas en el interior del pabellón. Un lugar donde también se juega a voleibol y se practica parkour (disciplina de origen francés que consiste en desplazarse en cualquier entorno usando las habilidades del propio cuerpo, procurando ser lo más rápido y fluido posible y efectuando movimientos seguros y eficientes; véase el vídeo en: http://www.youtube.com/watch?v=unGDLKdQOO4).

Un grupo de alumnos ha encontrado en este deporte un aliciente para ir cada día al instituto. Armando, Iván, Adrián y Óscar, alumnos de primero y segundo de ESO, reconocen entre salto y salto acrobático que su comportamiento dentro y fuera del aula no era todo lo correcto que debiera, debido principalmente a su falta de interés y aliciente por los estudios.
El educador social del centro, Rafael Pérez, explica desde su experiencia que, para un alumno sin motivaciones educativas, estar todos los días cinco horas en clase puede resultar igual de aburrido que para cualquiera de nosotros acudir diariamente a sesiones de conferencias de la NASA. "Es normal que, si no te interesa, termines distrayéndote".
Adrián, miembro del grupo de parkour, señala que el hecho de que el equipo directivo le haya ayudado a acercarse a una actividad que le gusta ha mejorado su conducta y ha contribuido a mejorar la relación con sus compañeros. En la misma línea se pronuncia Armando, para quien es un orgullo que el resto de los compañeros del centro se acerquen al pabellón para ver lo que hacen y les animen en las competiciones.
La estrategia diseñada por el equipo directivo para los alumnos más conflictivos, detrás de los cuales subyacen en muchos casos problemas de desestructuración familiar, se basa en una especie de trueque. Así, mientras que los profesores permiten a los alumnos practicar en el centro su deporte preferido y les ayudan a perfeccionar su técnica, estos se comprometen a tener un buen comportamiento en el aula.
Para que este acuerdo funcione es muy importante la motivación, así como la confianza, la cercanía y el respeto entre las partes. Algo que solo se consigue, según señala Martínez, "dando ejemplo". Aunque es consciente de que esta estrategia no garantiza inicialmente una mejora directa de los resultados académicos, sí cree que el simple hecho de que estos alumnos estén atentos en clase y adquieran buenas pautas de convivencia supone un logro muy importante, "quizá el más importante", para mantener un buen clima en el centro.
El proyecto de formación en centros del IES Fray Luis de León no solo está dirigido a los alumnos de Secundaria. Para los de Bachillerato y Ciclos Formativos, promueve unos talleres de formación en los que, también de forma voluntaria, aprenden deportes de aventura, actividades de ocio y tiempo libre, deportes de orientación, dinámicas de prevención de drogas y juegos adaptados, que posteriormente ponen en práctica en las actividades que realizan con las personas discapacitadas del Centro Ocupacional ADINA, con los alumnos de 5 años del Colegio Adolfo Martínez Chicano y con la residencia de ancianos Fuente Recreo, de Las Pedroñeras.
En todas las actividades promovidas por el proyecto de innovación, los profesores intentan alcanzar una serie de objetivos pedagógicos. Entre los más importantes figuran que el grupo progrese hacia la competición cooperativa y analizar los elementos socioafectivos que puedan frenar el avance del grupo, como por ejemplo, la competencia entre pandillas y la agresividad.
Para conseguirlo, se inculca el respeto hacia el compañero como norma básica de juego y se intentan evitar las diferencias entre los hábiles y menos hábiles, así como planteamientos que favorezcan cualquier discriminación (sexista, racial, física…). También se trabaja para que el deporte no sea una forma de demostrar superioridad, ya que en el triunfo de unos puede subyacer el fracaso de otros.Diez años en el día a día del centroEl proyecto de formación en centros del IES Fray Luis de León surgió en el curso 2003-04 como proyecto de innovación teniendo como fin promover la educación en valores a través de la Educación Física y el deporte. Sin embargo, en los diez años de andadura y gracias a la implicación desinteresada del claustro de profesorado, el proyecto se ha hecho transversal a cualquier asignatura y actividad promovidas en el centro.A las actividades deportivas se han ido incorporando otras como la creación de un grupo de teatro, un taller de poesía y una orquesta; la elaboración de un periódico escolar; la celebración de la Semana de la Ciencia, y la conmemoración de días importantes (se conmemoran diez días destacados al año, como el Día de la Paz, el Día del Medio Ambiente, el Día de los Derechos Humanos, entre otros).Los profesores de Plástica también aportan su grano de arena al proyecto a través de sus talleres de pintura. Gracias a ellos se ha pintado el rocódromo del pabellón cubierto y se han decorado las paredes del instituto con pinturas alusivas a los días que conmemoran. También se han dibujado en las aulas frases como “La educación es lo que queda cuando se olvida lo aprendido” o “Lo difícil se consigue, lo imposible se intenta”, que tienen como objetivo motivar a los alumnos y poner en valor la importancia de la educación.Por otro lado, bajo el proyecto de innovación del centro se promueven actuaciones de mejora que, encaminadas a embellecer el instituto, redundan en la mejora de la convivencia, fomentan el sentido de unidad y enseñan a los alumnos a respetar y a cuidar el mobiliario. Estos proyectos de embellecimiento son desarrollados los fines de semana y por las tardes por alumnos voluntarios bajo la supervisión del director.En los últimos años se ha realizado un reloj solar analemático, una caseta meteorológica, una escultura titulada El Quijote navega hacia la convivencia, un juego del laberinto, una pérgola de madera, mesas de ajedrez a la intemperie y un aula al aire libre.Martínez explica que el hecho de que cada año un grupo de alumnos haya trabajado en algunos de estos proyectos –una placa indica quiénes y cuándo se hizo– hace que los propios alumnos cuiden constantemente de ellos. “Incluso nos informan si se ha producido algún desperfecto, para que procedamos a arreglarlo”, señala orgulloso.El cuidado por el material es tal, que las fichas de las mesas de ajedrez –realizadas en cerámica por los discapacitados del Centro Ocupacional de Las Pedroñeras– están siempre al alcance de quien las necesite en el cajón de la mesa sin que nadie tema que desaparezca.¿Los resultados de un proyecto con sus raíces en la práctica deportiva pueden “salpicar” a asignaturas como Matemáticas? “Definitivamente, sí”, dice Luis Mariano Gómez, profesor de esta materia y jefe de estudios adjunto del instituto, quien apunta que, sin lugar a dudas, el clima es mucho mejor desde que está en marcha y ya no existen apenas episodios de malas conductas.
El compromiso de un claustro
El peso principal del proyecto de innovación del IES Fray Luis de León recae sobre los 43 docentes que componen su plantilla: "Todos ellos con un alto grado de implicación", según destaca Raúl Martínez.
Su trabajo "desinteresado" –solo recompensado por el reconocimiento de las horas como tiempo de formación– les lleva a turnarse en los recreos y dedicar el tiempo libre de sus tardes, e incluso algunos fines de semana, a coordinar las actividades promovidas para los alumnos.
Martínez, Picazo y el resto de los profesores reconocen que es duro sacrificar parte de un tiempo, que en muchos casos roban a su familia, para llevar a cabo el proyecto. Sin embargo, aseguran que "les compensa gratamente" por la mejora notable del comportamiento de los chicos en el aula.
Los docentes del IES Fray Luis de León son conscientes de que las expectativas que tienen sobre su alumnado influirán sobre ellos y también de que, como profesores, deben ser un referente. Estas máximas hacen que tengan siempre una visión positiva de sus alumnos y los motiven en su trabajo diario.
Según afirma Rafael Pérez, los padres, que no tienen un papel principal en el proyecto, también están contentos con los resultados. "Todos están muy satisfechos con el cambio generalizado que ha experimentado el centro, así como con los beneficios particulares que el proyecto ha propiciado en cada alumno", asevera el educador social.
Además, Raúl Martínez agradece a los progenitores el respecto por las decisiones que toma la dirección, como la de requisar el móvil a aquellos alumnos que hacen un uso indebido de él en clase, o por el seguimiento de la actividad de sus hijos (faltas, incidencias, calificaciones…) a través de la plataforma Papas 2.0.
La implicación de la comunidad educativa es tal que, incluso en los años en los que el Gobierno regional no ha convocado subvenciones para los proyectos de innovación, el programa del IES Fray Luis de León ha seguido adelante gracias al trabajo desinteresado de los docentes, las aportaciones de las empresas privadas del municipio y el apoyo de las familias.
Actualmente, y tras cuatro años sin apoyo económico, el proyecto cuenta con una nueva línea de ayudas por parte de la Junta de Comunidades a través del programa Castilla-La Mancha + ACTIVA, que, con el objetivo de combatir la obesidad infantil, promueve hábitos de vida saludables entre el alumnado.
Menos amonestaciones y nulo absentismo escolar
La evaluación del proyecto del innovación es continua debido a la comunicación directa y constante entre el profesorado. El pasillo, la cafetería o el patio de recreo pueden ser los escenarios en los que, en cualquier momento del día, los profesores tratan con la dirección alguna incidencia, aportan una idea al proyecto o trasladan cómo marchan sus actividades.
Raúl Martínez habla sobre estos resultados. Tanto de aquellos que se pueden medir cuantitativamente como de aquellos otros que, sin cuantificar, tienen aún una mayor relevancia sobre la convivencia.
Entre los primeros destaca la reducción de las amonestaciones, la mejora de los resultados académicos y la práctica erradicación del absentismo escolar. Según informa, las amonestaciones han pasado de las 502 contabilizadas en el curso 2004-05, a las 20 del curso 2011-12. "Es decir, han desaparecido casi al cien por cien", afirma Martínez. En el curso pasado, estas han repuntado ligeramente hasta las 42, lo que el equipo directivo achaca al aumento de la ratio de las clases y a la disminución de los desdobles y apoyos. Raúl Martínez aclara que, de las 42 amonestaciones, el 60% pertenecen a cuatro alumnos, a los que el centro ya ha preparado un programa de motivación especial y les ha asignado la figura de un alumno ayudante.
Sobre la mejora de los resultados académicos afirma que, comparando los datos del curso 2004-05 con los del curso 2012-13, han mejorado un 10% en primero de ESO, un 13% en segundo, un 18% en tercero, un 5% en cuarto, un 3% en primero de Bachillerato y un 6% en segundo.
Entre los factores que no se pueden baremar figura el del respecto por el mobiliario y las instalaciones. Martínez insiste en que los alumnos cuidan más del mobiliario y de las infraestructuras que ellos mismos realizan con su trabajo y esfuerzo (véase el texto "Diez años en el día a día del centro") que de los que les vienen dados.
Gracias a este cambio en el comportamiento, el dinero que ahorran en la reparación de desperfectos se destina a la compra de material deportivo o actividades extraescolares como los viajes culturales que anualmente realiza cada curso.
Otro factor no cuantificable que contribuye a mejorar la convivencia es el de la confianza. Las relaciones entre los profesores y los alumnos son tan estrechas que "los alumnos nos ven como un amigo en el que poder confiar". Tal es así, que los propios alumnos comunican a sus profesores si han visto a algún compañero hacer algo indebido, como fumar porros los fines de semana. "Lo hacen porque saben que nosotros podemos ayudarles a reconvertir esa situación", declara Martínez, satisfecho de haber puesto freno al problema de la drogadicción en el centro en los últimos cinco años y de ser un aliado de la Policía Local en la lucha contra este problema.