La Escola Virolai es un centro concertado de la ciudad de Barcelona que abarca desde primer ciclo de Educación Infantil hasta Bachillerato. La Escola Virolai (s.f.-b) es una escuela viva, consciente de que la sociedad donde nos encontramos está sujeta a cambios continuos. Por ello, evoluciona con el fin de adaptarse a la realidad de cada momento ayudando al alumnado a ser personas de su tiempo. Una de las singularidades de este centro educativo es su participación en proyectos de investigación externos con otras instituciones.
Virolai se interesó en participar en el proyecto europeo DIYLab desde el inicio, por su planteamiento, decidiendo que en educación primaria se implementaría en las dos líneas de quinto curso. Esta participación permitió generar nuevos interrogantes y propuestas en su profesorado, con el fin principal de fomentar la competencia digital crítica (Gutiérrez & Tyner, 2013), la capacidad de acción y la creatividad. Además de avivar el compromiso de sus estudiantes para participar en experiencias de aprendizaje colaborativas y significativas. En este contexto, durante la práctica docente, los principales objetivos del profesorado eran:
- 1. Establecer espacios flexibles donde desarrollar actividades curriculares transversales, en las que el alumnado participe en proyectos de indagación, conectando diferentes materias curriculares con sus intereses personales (DIYLabs).
- 2. Favorecer en los DIYLabs la narración de trayectorias de aprendizaje de los estudiantes en forma de producciones audiovisuales creadas en grupo y colaborativamente.
- 3. Potenciar la acción de compartir las producciones audiovisuales de los estudiantes en la plataforma digital abierta de aprendizaje intercultural del proyecto (DIYLabHub).
Con el fin primordial de transformar prácticas de enseñanza y aprendizaje y de consolidar los cambios una vez finalizado el proyecto, durante su preparación y su implementación se siguió una metodología basada en los principios de la investigación en la acción colaborativa (Reason & Bradbury, 2001). Concretamente, en 2014, se preparó la implementación del proyecto partiendo de las características del centro y el profesorado participó en un proceso formativo. En 2015, se implementaron los DIYLabs (laboratorios DIY) en las aulas y, finalmente, en 2016 se analizaron las implementaciones.
IMAGINAR Y VALORAR LOS DIYLABS
Durante el primer trimestre del curso escolar 2014-15, tuvo lugar la formación colaborativa entre maestros e investigadores involucrados en el proyecto, para imaginar y valorar cómo podría ser la implementación de DIYLabs en educación primaria y secundaria. Para ello se indagó en los siguientes aspectos:
- De qué modo la cultura DIY conectaba con la educación. Aquí el profesorado e investigadores implicados compartieron distintas nociones de la cultura DIY buscando modos de conectarla con los valores de la escuela y sus nociones de aprendizaje.
- Cómo imaginábamos la implementación del DIYLab en las aulas. En esta parte de la formación, aparecieron dudas y tensiones acerca de cómo llevar a la práctica estrategias que relacionaran el proyecto con el currículo y los tiempos y espacios de la escuela, así como incorporar otras relaciones pedagógicas en el aula, basadas en una noción de aprendizaje más personalizado, donde el docente adopta un rol de guía.
- Qué implicaciones pedagógicas podría conllevar. Finalmente, se valoraron las posibles implicaciones pedagógicas que el proyecto DIYLab podía conllevar en la escuela, apareciendo potencialidades en cuanto a transformar los modos de enseñanza y aprendizaje en lo referente a unas relaciones pedagógicas de saber-poder más equitativas; una apertura del marco físico del aprendizaje más allá del aula y la institución escolar; y un nuevo sistema de evaluación.
APRENDIZAJE CREATIVO Y COMPARTIDO
Mientras se estaba llevando a cabo la formación, los maestros proponían en las clases diversas actividades que potenciaban la competencia digital de los alumnos. Por ejemplo: el uso de internet, la gestión del correo electrónico y de plataformas de almacenaje en línea (como Google Drive), el acceso al aula virtual de la escuela y el uso de ordenadores portátiles o tabletas. Así, cuando empezó la implementación del proyecto DIYLab en las clases de Primaria, los estudiantes ya habían adquirido ciertos conocimientos y habilidades de la competencia digital.
La implementación del proyecto se tuvo lugar durante el segundo y tercer trimestre del curso escolar 2014/2015 en las dos clases de quinto de Primaria. Estuvieron involucrados principalmente una maestra, dos maestros, la coordinadora de Primaria de la escuela, dos investigadoras de la universidad y 58 estudiantes.
Una de las premisas del proyecto DIYLab era que la implementación no supusiera empezar de cero, sino ponerlo en práctica en algún proyecto en el que la escuela ya estuviera trabajando. En quinto curso de educación primaria, se escogió el proyecto Tivo Creativo sobre los medios de comunicación a lo largo de la historia, que se desarrollaba durante las horas de ABP (aprendizaje basado en proyectos). En la práctica esto significaba seis horas semanales (dos horas tres días a la semana) de enero a junio.
Dado que el proyecto Tivo Creativo constaba de diferentes fases, la implementación del DIYLab también se hizo de forma gradual. Se consideró que sería la mejor manera de realizarlo, debido a que el propio Tivo Creativo presentaba una estructura gradual de menor a mayor apertura, que permitía a los estudiantes evolucionar de manera autónoma hacia un proceso de aprendizaje creativo y compartido.
Durante la primera fase (figura 1), los estudiantes estuvieron trabajando en pequeños grupos (organizados por los maestros y bajo su guía y supervisión) los diferentes medios de comunicación a lo largo de la historia. En la segunda fase (figura 2), la propuesta del Tivo Creativo era diseñar el móvil inteligente del futuro. Aquí los estudiantes siguieron trabajando en grupos definidos por los docentes, aunque esta vez la propuesta invitaba a desarrollar más la creatividad y la competencia digital.
En la última fase (figura 3), los estudiantes entraron de lleno en la implementación del DIYLab. La propuesta era diseñar una aplicación para ese móvil inteligente del futuro que habían diseñado. Para ello, los estudiantes formaron nuevamente pequeños grupos de trabajo, pero con la novedad que esta vez se agruparon según sus intereses personales. Esto significó que, por un lado, los estudiantes desarrollarían un proyecto basado en sus inquietudes e intereses y, por otro, lo harían junto a esos compañeros con los que compartían los mismos intereses. A estos grupos les llamamos «grupos de expertos».
Cada grupo de expertos exploró, mediante lluvia de ideas, mapas mentales y diagramas, las posibilidades de su campo de interés en relación a una aplicación móvil. A continuación, intentaron definir las funciones y usos de la aplicación, y de qué modo podía ser de interés y utilidad para los futuros usuarios.
Posteriormente, cada grupo presentó al resto de compañeros y maestros la aplicación diseñada, utilizando diversos formatos, desde productos digitales a prototipos de maquetas. Al final de cada presentación, un total de quince, se abría un debate para compartir dudas e indicar debilidades o posibles mejoras de la propuesta presentada. A la vez, cada alumno disponía de una rúbrica evaluativa para sus compañeros, fomentando una evaluación entre iguales, así como un desarrollo de la escucha crítica de los estudiantes.
En esta fase de implementación, se potenciaron diferentes conceptos surgidos durante la formación con los maestros, como aprendizaje autónomo, aprendizaje compartido y confianza y conciencia de los propios saberes. A la vez, los DIYLabs se perfilaron como espacios abiertos de trabajo y aprendizaje distendido, entre iguales, donde los maestros orientaban, guiaban y aconsejaban, a la vez que aprendían con los alumnos.
Finalmente, de forma transversal a la implementación y desarrollo de los diferentes proyectos, todas las fases y procesos de trabajo fueron documentados visualmente por las investigadoras y también por diferentes grupos de estudiantes a los que llamamos «grupos de reporteros». Estos reporteros iban recopilando mediante fotografías, videos y entrevistas las diferentes fases de trabajo, así como las experiencias y valoraciones de sus compañeros. De modo que por un lado se estaban trabajando conceptos que aparecieron en la formación inicial, como la cuestión del reconocimiento, la autonomía en el desarrollo de las actividades, y la responsabilidad sobre el propio trabajo y el de los compañeros. Y, por otro, estaban desarrollando la competencia digital crítica en relación a la cultura visual y el manejo de dispositivos digitales como cámaras de fotografía y video y tabletas. Estas grabaciones fueron utilizadas posteriormente para generar las producciones audiovisuales compartidas en el DIYLabHub.
TENSIÓN, REFLEXIÓN Y VOLUNTAD DE CAMBIO
La implementación del proyecto DIYLab en las clases de Primaria generó diferentes tensiones y reflexiones. A partir de una buena predisposición y voluntad de cambio de los estudiantes y maestros, su implementación supuso la reafirmación y la puesta en práctica de una metodología de enseñanza y aprendizaje que la propia escuela ya consideraba en su plan educativo de centro (Escola Virolai, s.f.-a).
Por un lado, permitió introducir la dimensión reflexiva y una mayor atención en los procesos de aprendizaje, además de potenciar el autoconocimiento y la autorregulación del alumnado, generando espacios de pausa en clase dentro del dinamismo habitual del centro. En estos espacios, se revisaba en qué punto se encontraba el proyecto, qué líneas se quería desarrollar conjuntamente, qué fortalezas y debilidades se estaban encontrando y cómo hacerles frente.
Aunque, por otro lado, llevar a cabo la implementación en clases con 29 estudiantes, aun contando con el maestro a cargo y otro docente, más el acompañamiento de una o dos investigadoras, supuso un sobreesfuerzo para gestionar el proceso de trabajo de los diferentes DIYLabs. No obstante, esta situación fomentó que los estudiantes confiaran más en su propio trabajo y en la opinión y consejos de sus compañeros, y no dependieran tanto de la aprobación del adulto, produciéndose así un aprendizaje entre iguales y partiendo y ampliando sus intereses.
En cuanto a la competencia digital, si bien la escuela ya la incorporaba en el currículo de una manera sistemática, los maestros reconocieron el progreso de los estudiantes. Se había logrado un mayor dominio de los distintos lenguajes y de los diferentes recursos y aplicaciones digitales usadas, así como un aumento en la capacidad por narrar sus trayectorias de aprendizaje. Esto se hace especialmente evidente en las producciones audiovisuales creadas colaborativamente y compartidas en la plataforma abierta DIYLabHub.
A modo de cierre, la implementación de este proyecto hizo emerger cuestiones relacionadas con la estructura y organización del sistema educativo que quedaron incorporadas en el plan estratégico de centro del siguiente curso. En la práctica, supuso una oportunidad para repensar dimensiones o nociones del sistema educativo, infancia, aprendizaje y competencia digital, y además avanzar en ser una escuela de aprendizaje (Domingo-Coscollola, Arrazola-Carballo y Sancho-Gil, 2016).
PARA SABER MÁS
- ▪ Gutiérrez, A.; Tyner, K. (2013). «Educación para los medios, alfabetización mediática y competencia digital», en Comunicar, vol. 38, núm. 19, pp. 31-39. Disponible en: https://doi.org/10.3916/C38-2011-02-03
- ▪ Domingo-Coscollola, M.; Arrazola-Carballo, J.; Sancho-Gil, J. M. (2016). «Do It Yourself in Education: Leadership for Learning across Physical and Virtual Borders», en International Journal of Educational Leadership and Management, vol. 4, núm. 1, pp. 5-29. Disponible en: https://doi.org/10.17583/ijelm.2016.1842
- ▪ Escola Virolai (sin fecha-a).Metodologia Educativa. Disponible en: http://www.virolai.com/metodologia_educativa_ca.html
- ▪ Escola Virolai (sin fecha-b).Projecte Educatiu. Disponible en: http://www.virolai.com/projecte_educatiu_ca.html
- ▪ Reason, P.; Bradbury, H. (Eds.) (2001). Handbook of action research: Participative inquiry and practice. London: Sage.