Víctor Barahona
«Me gusta el cole, las clases y ver a mis amigos y profes, porque son muy buenos y divertidos». Con estas palabras, Olivia, a punto de cumplir ocho años, manifiesta su entusiasmo por el comienzo del curso escolar. Sabe que va a ser un poco diferente a los cursos precedentes, pues «vamos a ser menos niños en clase y vamos a ir menos tiempo al cole», explica. Además, añade que «tampoco nos podemos juntar con niños de otras clases» y «a lo mejor no vamos al comedor, eso cambia mucho».
En este sentido, Polina, su madre, cuenta a Periódico ESCUELA que, desde el colegio (el Joaquín Costa de Madrid, de titularidad pública), «nos han pedido a las familias que no solicitemos el servicio de comedor o desayunos si no es imprescindible». Polina manifiesta también estar tranquila en estos tiempos de incertidumbre y asegura que sus hijos necesitan volver ya al colegio. «Los niños aprenden mucho formando parte de un grupo y esa parte del aprendizaje se ha perdido», explica. «Su entorno social es de vital importancia para formar su identidad».
En esta misma línea se pronuncia Neil Tetley, director del colegio británico Hastings School, con seis campus en la ciudad de Madrid. «Los alumnos llevan casi siete meses sin ir al colegio y eso no es bueno para ellos, les debemos la oportunidad de volver. Si los bares y restaurantes pueden abrir, entonces también pueden los colegios», afirma. «Confío en que todas las medidas que hemos puesto en marcha convierten a los colegios en lugares seguros. Es mucho más probable que los alumnos se contagien en las grandes fiestas familiares o mientras socializan».
Olivia, que inicia el tercer curso de primaria, no se equivoca. El primer día de clases ya es diferente. Así se observa a la puerta de los colegios. La distancia social se impone y ya no se puede capturar la tradicional imagen de madres, padres, abuelos y niños amontonados en las puertas de los colegios deseando suerte a los pequeños. Y es que la emergencia sanitaria que vive nuestro país a causa de la expansión del COVID-19 ha propiciado que la vuelta al cole se produzca de forma escalonada en todas las comunidades españolas. Así, hay menos niños y menos familias el primer día.
Mientras que los escolares asturianos son los que más tarde se van a reincorporar a las aulas (el 22 de septiembre, los alumnos de Primaria e Infantil, y el 28 de septiembre, los estudiantes de Secundaria y Bachillerato), la Comunidad de Madrid es la que más fechas distintas ha planteado para el inicio de las clases: el 8 de septiembre para los grupos de Infantil y los tres primeros cursos de Primaria; el 9 para 3º y 4º de la ESO y Bachillerato; el 17 para 4º, 5º y 6º de Primaria y el 18 para 1º y 2º de la ESO.

Esto, en palabras de Tetley, permite «acostumbrar a los alumnos a los nuevos protocolos gradualmente. ¡Si hubiéramos hecho que todos los alumnos llegaran a la vez, podría haber sido bastante caótico!».
Entre las medidas de prevención e higiene que señalan los Ministerios de Sanidad y de Educación del Gobierno de España (en un documento elaborado conjuntamente y publicado en junio), se encuentra la recomendación de que, una vez incorporados todos los grupos a las aulas, las entradas y salidas del centro se sigan haciendo de forma escalonada. En definitiva, el objetivo es siempre evitar las aglomeraciones. En este sentido, algunos centros están apostando por habilitar más accesos. Juana Gómez, maestra de Educación Primaria en el colegio público Santiago Apóstol de Villanueva de la Cañada, así lo confirma. Mientras que antes, en dicho centro «había dos puertas de entrada y salida, ahora se han habilitado cinco», explica. Además, «los padres no pueden entrar al centro». Tal y como afirma, «las entradas y salidas de los niños siempre ha sido algo bastante caótico, porque se junta mucha gente». Este año «hay que sumar, por ejemplo, la toma de temperaturas», ralentizando así todo el proceso.
Por su parte, la directora de The English Montessori School (TEMS), Sarah Ebery señala que, aunque las entradas escalonadas de los alumnos «pueden tener sus beneficios», perjudicarán «la conciliación laboral para familias con hijos en diferentes edades». En dicho centro, «utilizamos cuatro puertas y, en cada una de ellas, contamos con gel hidroalcohólico, termómetro y alfombrilla para desinfectar el calzado», explica su directora. «Además, hemos tomado otras medidas, como cambiar la mascarilla de todo aquel que se haya desplazado hasta el centro en transporte público», añade.
Juana Gómez, maestra de colegio público: «los recursos van a llegar tarde y no se ha dado mucho margen a los centros para actuar»
En el acuerdo establecido por el Gobierno con los responsables de Educación de las diferentes Comunidades Autónomas de nuestro país, también se recoge la obligatoriedad de mantener una distancia interpersonal de al menos 1,5 metros (a excepción los niños y niñas de Infantil y Primaria que pertenezcan al mismo grupo de convivencia estable). Cabe destacar que algunas Comunidades, como la madrileña, contemplan el uso de mamparas entre pupitres cuando no sea posible la distancia de 1,5 metros o no existan espacios alternativos.
El Gobierno de España y las Comunidades Autónomas también han establecido el uso obligatorio de la mascarilla a partir de los 6 años y medidas de higiene como la limpieza de manos al menos cinco veces al día o la ventilación frecuente (durante 10-15 minutos) de las instalaciones.
En este sentido, Emma Pérez, directora del Colegio Europeo de Madrid, explica a Periódico ESCUELA que «cada vez que un grupo de convivencia se desplaza o cambia de ubicación se higienizará el espacio utilizado. Además, todas las clases se ventilarán con frecuencia a lo largo del día escolar y las ventanas y puertas se mantendrán abiertas siempre que sea posible. En relación con la higiene personal, la aplicación de gel hidroalcohólico o lavado de manos con jabón será obligatorio en todos los accesos, salidas y entradas al centro, al comedor, a los servicios y a las aulas». Pérez también señala que «el material escolar será de uso individual, no pudiéndose compartir en ningún caso». Además, «todo aquel que los alumnos traigan de casa será higienizado con hipoclorito en la puerta de acceso al colegio».
Grupos de convivencia estable
En los días previos a la vuelta al cole, uno de los conceptos más mencionados ha sido el de los grupos de convivencia estable, o lo que es lo mismo, grupos burbuja. Los alumnos pertenecientes a un grupo concreto conviven durante toda su jornada (incluidos recreos y comedor) con el resto de los compañeros de grupo, sin poder juntarse con alumnos de otros grupos. Como explica Pérez, «se forman para llevar un control en caso de un posible contagio».
Formar estos grupos no ha sido tarea fácil, según explica Sarah Ebery, directora de TEMS. Y es que «a los padres les cuesta cambiar de grupo a sus hijos», pero «para que no afecte demasiado a la sociabilización, se han tenido en cuenta las amistades de los niños».
Una de las medidas estrella anunciadas por la Comunidad de Madrid ha sido la contratación de casi 11.000 trabajadores nuevos. Sin embargo, esto aún genera incertidumbre entre los profesionales
Limitar el número de alumnos perteneciente a cada grupo estable de convivencia ha traído consigo la necesidad de reducir la ratio de alumnos por aula. Por ejemplo, en la Comunidad de Madrid (tal y como se recoge en un documento publicado a finales de agosto por su Consejería de Educación y Juventud) la reducción de ratio será de 25 a 20 alumnos por clase en los grupos de Infantil Segundo Ciclo y Educación Primaria. Así, un colegio como el madrileño Joaquín Costa (uno de los más grandes de España) pasa de ser un centro de línea 6 a línea 8 (por cada nivel habrá ocho grupos diferentes).
Inevitablemente, esto obliga a incorporar más docentes a los diferentes centros. Así, una de las medidas estrella anunciadas por la Comunidad madrileña ha sido la contratación de casi 11.000 profesionales. Tal y como explica la propia Comunidad en un comunicado, estos serán: 600 docentes incluidos en el acuerdo sectorial firmado con los sindicatos, 200 técnicos especialistas de Infantil y Primaria, 350 educadores infantiles, 1.200 maestros de Educación Infantil, 2.400 maestros de otras especialidades, 2.081 profesores de Secundaria y FP, 500 profesores de refuerzo de Primaria; otros 617 para las mismas labores de Secundaria; y 2.662 docentes en la educación concertada. Además, a los más de 400 diplomados universitarios de enfermería que trabajan en los colegios madrileños se añadirán otros 150.
Como explica Juana Gómez, maestra del colegio público Santiago Apóstol, a pocos días de iniciar el curso escolar, esto aún genera incertidumbre: «Los llamamientos de los nuevos profesores son el día 7 de septiembre y se incorporan unos tres días más tarde, habiendo empezado la mayoría de los niños el día 8». Así, «los recursos van a llegar tarde y no se ha dado mucho margen a los centros para actuar».
Juana Gómez, maestra de colegio público: «los recursos van a llegar tarde y no se ha dado mucho margen a los centros para actuar»
A tan solo cinco días del regreso a las aulas de los alumnos de Infantil y los tres primeros cursos de Primaria, el consejero de Educación y Juventud de la Comunidad de Madrid, Enrique Ossorio, anunciaba en rueda de prensa la incorporación de 350 profesores nuevos; una cifra bastante inferior a los casi 11.000 profesionales prometidos, los cuales «irán incorporándose según las necesidades», explicaba Ossorio. Es por eso que, de no cumplirse la medida, los sindicatos anuncian una huelga en Madrid para los días 22 y 23 de septiembre.
Los docentes de otras Comunidades como Galicia o el País Vasco también han anunciado movilizaciones para este mes de septiembre.
Públicos vs privados
En palabras de Sarah Ebery, aunque «la situación está cambiando contantemente y todos necesitamos estar en continua adaptación», las medidas anunciadas por la Comunidad de Madrid «llegan muy tarde». Sin embargo, «ya estábamos trabajando porque imaginábamos que necesitaríamos más profesores y los estábamos buscando». En este sentido, la posición de los centros escolares privados para enfrentarse a las medidas apuntadas se revela como privilegiada. Y es que, a la hora de incorporar a nuevos docentes, «un colegio público tiene las manos más atadas», explica Juana Gómez, pues depende de la aprobación por parte de las instituciones.
También la posibilidad de invertir en tecnología puede ser una ventaja competitiva de los colegios privados en comparación con aquellos de titularidad pública. «En Hastings School tenemos cuatro técnicos de IT (Tecnologías de la Información) y dos profesores para formar al personal sobre el uso de la tecnología. Debe ser muy difícil para los colegios públicos», asegura Tetley. En esta línea también se pronuncia la directora de TEMS: «nosotros tenemos dispositivos tecnológicos para cada alumno, algo que es mucho más complicado en la educación pública».

Precisamente, tal y como asegura Gómez, «las nuevas tecnologías son un buen aliado, pues se pueden usar para hacer actividades en grupo guardando la distancia». Además, no cabe duda de que, ante un nuevo cierre de los colegios, la tecnología volverá a ser más necesaria que nunca.
En un colegio público como el Santiago Apóstol de Villanueva de la Cañada, «sí se está anticipando el escenario no presencial», explica Gómez. Así, «vamos a utilizar desde el principio la plataforma virtual de EducaMadrid, para que los alumnos conozcan el funcionamiento de la interfaz».
En cuanto a la formación en materia de higiene, prevención y seguridad, mientras que los colegios privados consultados para la elaboración de este reportaje aseguran que se la han proporcionado a todo su personal, Gómez afirma que «nadie me ha dado una formación específica. Mi formación con respecto a prevención del COVID es la misma que puede tener cualquier otra persona». Hasta la fecha, solo se ha asegurado dicha formación específica para aquellos docentes que pasan a ser coordinadores COVID, una figura planteada por diversas Comunidades (Andalucía, Cantabria o Madrid) que controlará, en cada centro, si se están llevando a cabo las medidas de prevención, avisará de las incidencias y aplicará el protocolo correspondiente en el caso de que se diese algún contagio en el colegio.