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Aprender en terreno: la DANA semanas después
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Aprender en terreno: la DANA semanas después

  • 20-1-2025 | Juan José Vergara Ramírez
  • Me parece interesante reflexionar sobre la utilidad de viajar como herramienta educativa, nombrar que pudimos vivir en aquel viaje al barrio del Parque Alcosa de Alfafar antes de que fuera noticia por la riada de los pasados meses.
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Hace algo más de un año viajaba a Valencia con un grupo de alumnos y alumnas a los que acompañaba en su formación de educadores. Entre los recorridos que protagonizamos en aquellos días de viaje estuvo visitar el Parque Alcosa del municipio de Alfafar, que hace unas semanas vivió en primera persona las grandes inundaciones que Valencia ha sufrido a finales de 2024, acompañado en aquella ocasión por Manolo S. Bayona de la coordinación Baladre. Después de centenares de lecturas sobre la DANA y pasada la noticia —que no el desastre— me parece interesante reflexionar sobre la utilidad de viajar como herramienta educativa, nombrar que pudimos vivir en aquel viaje al barrio del Parque Alcosa de Alfafar antes de que fuera noticia por la riada de los pasados meses y la relación de lo que vivimos en aquel viaje con las noticias que llegan sobre las inundaciones de Valencia.

El viaje como herramienta educativa

La educación tiene sentido en la medida que es capaz de provocar aprendizajes útiles en la vida: las relaciones, la construcción de la identidad, los valores, el itinerario profesional, etc. Esto tiene que ver con tres acciones sencillas:

  • 1. Ser capaz de centrar la mirada en la realidad y descubrir que es susceptible de ser investigada en profundidad, tiene relación con nuestras vidas y puede ser intervenida.
  • 2. Ser capaz de aumentar la capacidad de aunar esfuerzos colectivos en el aprendizaje, lo que conlleva mejorar nuestras habilidades sociales, gestión de conflictos, empatía y todas aquellas necesarias para establecer una red relacional que construya la vida común.
  • 3. Ser capaz de decidir, valorar e interpretar fenómenos que se han presentado ante nosotros —pensamiento crítico— y actuar coherentemente a ello: acción.

Esto tiene que ver con la formación para una profesión: aprender en profundidad las rutinas de dicho oficio, organizarlas como un perfil profesional, desarrollar las capacidades de colaboración profesional necesarias para su desempeño y ser eficaz en dicha actividad laboral.

También tiene que ver con el resto de los ámbitos de la vida: el modelo de sociedad, la relación con el planeta, la construcción de la ciudadanía o la gestión comunitaria ante ellos. En definitiva, ser trata de:

  • Aprender a observar un fenómeno concreto.
  • Ser capaz de investigarlo en profundidad, y
  • Actuar en consecuencia tras este análisis en profundidad.

Lo que está claro, es que la educación excede, con mucho, los muros de una escuela y haciendo nuestras las palabras de Cossío hace ya un siglo: «El mundo entero debe ser, desde el primer instante objeto de atención y materia de aprendizaje para el niño, como lo sigue siendo, más tarde para el hombre. Enseñarle a pensar en todo lo que le rodea y a hacer activas las facultades racionales es mostrarle el camino por donde se va al verdadero conocimiento, que sirve después para la vida.»

Una buena forma de llevar a la práctica esta forma de entender la educación es utilizar el viaje como herramienta didáctica. En él, un grupo de personas deben convivir día y noche, es posible provocar experiencias, relaciones y realidades que invitan a reflexionar, investigar, actuar… en definitiva: aprender.

En el viaje pretendemos construir una narrativa de impresión-expresión-acción sobre la realidad educadora:

  • Ampliar la mirada: Habitando realidades no cotidianas para el alumno y alumna que les enfrenta a situaciones distintas.
  • Hacer útil la relación: Como mecanismo que nos permite comprender mejor lo que vemos, discutirlo y hacerlo crecer colectivamente. También entender que no estamos solos y solas ante la realidad —la ayuda mutua—.
  • Desarrollar el pensamiento crítico: Es decir, dar espacios a sacar conclusiones sobre aquello que vemos e investigamos y actuar en consecuencia.

Visita a Valencia antes de la DANA

Hace algo más de un año tuve ocasión de visitar Valencia. De aquellos días, uno se dedicó a visitar el barrio de Parque Alcosa del municipio de Alfafar con un grupo de educadores y educadoras en formación. Anteriormente habíamos tenido ocasión de conocer y debatir sobre diversas herramientas profesionales de educación social, conocer miembros de colectivos sociales, etc. Había diversos módulos profesionales convergentes en la formación para ellos y ellas relacionados con metodologías de enseñanza, tratamiento de los ODS en el currículo formal y no-formal, etc.

Parecía una buena idea «ampliar la mirada» de estos educadores y educadoras en formación con la visita a este barrio y distintos servicios sociales generados por agentes de participación comunitaria, compartir con los vecinos y vecinas, jóvenes del barrio, pisar sus calles, etc.

Tuvimos ocasión de conocer colectivos de participación vecinal como la coordinadora «El parke» que cuenta con una historia de participación de décadas y convenios de colaboración con el propio Ayuntamiento de Alfafar, un interesante centro de juventud donde pudimos conocer actividades de todo tipo: talleres de peluquería y estética, mecánica de bicicletas y hasta una emisora de radio. También compartimos la experiencia de una escuela infantil del barrio y actividades de todo tipo. Entre ellas Toni Valero —coordinador vecinal de afectados por la DANA— nos explicaba cómo se organizaban en la toma de decisiones e incluso nos mostraba una «tienda gratis de ropa» que gestionaba la propia coordinadora vecinal.

Recuerdo un emotivo fin de jornada cuando algunas personas del colectivo vecinal debatían buscando solución habitacional a una persona del barrio que había quedado en situación de vulnerabilidad. Aquello mostraba el grado de conocimiento de cada una de las personas que componían aquel barrio y una mirada que —desde el punto de vista educativo— me parece muy interesante trasladar a futuros educadores y educadoras.

Tras la DANA

«Es necesario reivindicar el valor de lo público y la necesidad de atención urgente a las zonas con peores recursos»

Sobre las consecuencias de la DANA se ha escrito mucho. El interés de esta pequeña colaboración no es entrar en aquellos debates. Pero si hacer hincapié en tres reflexiones educativas que me gustaría compartir:

  • 1. Creo que habitar la realidad es un excelente lienzo educativo. Sin él, no es fácil comprender decenas de los contenidos educativos que llenan nuestros libros de texto. El aprendizaje es más que en análisis de datos. Es necesario habitar las calles, los espacios naturales y las gentes para comprenderlos.
  • 2. El barrio del Parque Alcosa tiene unas características socioeconómicas muy deprimidas de las que he huido entrar a describir en profundidad. Pero es rico en las personas que lo habitan. Este entramado relacional es común a otros núcleos humanos. En todos ellos se demuestra que la ayuda mutua es posible y deseable.
  • 3. Tras la DANA tuve ocasión de preguntar por el barrio que visitamos hacía algún tiempo y la frase que escuché y me impactó fue «el Parke es otra cosa». Se refería a la capacidad de las vecinas y vecinos del barrio de construir solidaridad en aquellos momentos de primera necesidad y aún hoy. Esto solo es posible si la educación contempla como objetivo prioritario que no se destruyan los valores de pertenencia, identidad y relación entre los territorios.
  • 4. También se demostró que, junto a esto, es necesario reivindicar el valor de lo público y la necesidad de atención urgente a las zonas con peores recursos. Las escuelas, los centros de salud, las calles y las viviendas destrozados por la riada en 2024 no afectaron de igual forma a todas las personas. Una buena idea sería preguntar a las que habitan en cada zona cuáles son sus necesidades y que lideraran ellas mismas las tareas que se deban acometer.

En cualquier caso y desde el punto de vista educativo, lo realmente interesante de lo que he contado no son mis reflexiones. Lo son aquellas que saquen los educadores y educadoras en formación que visitaron este barrio y ahora se han sorprendido horrorizados —como todo el mundo— de los desastres que vivieron hace poco.

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