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Toni Solano: «Creer que ahora los chavales están más dispersos, tienen menos interés o son más tontos no tiene sentido. Igual nos convendría pasar un año en sus condiciones y que nos examinaran»

  • 7-12-2023 | Carlos Madrid Espinosa
  • Con los retos que hay en la sociedad y con la responsabilidad que se le está dando a la escuela, solo transmitir conocimientos se queda muy pobre.
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Toni Solano lleva más de 20 años dedicado a la enseñanza. Durante ese tiempo, ha pasado por casi todos los peldaños del sector: sustituciones, academias, colegios privados, formación del profesorado, profesor universitario, con plaza pública desde hace 17 años y, los últimos ocho, como director de un instituto de secundaria en Castellón. Una trayectoria larga y variada que le ha servido para entender muy bien cómo funciona la educación en nuestro país y qué cosas hay que mejorar.

Aprovechando la publicación de su libro «Aula o jaula», conversamos con él sobre docencia, inclusión, nuevas tecnologías y la necesidad de invertir más en educación.

Después de tanto tiempo dando clase, ¿a qué conclusiones has llegado sobre cómo debe ser un docente? ¿Hasta dónde puede llegar?

Los seres humanos nos solemos mover entre caricaturas. Y en la educación no somos menos. Pero entre ese profe que puede con todo, que es capaz de ir a la casa del alumno más vulnerable y sacarle adelante, y el otro profe funcionario gris que da su clase y se despreocupa, hay una escala muy grande de términos medios. Creo que la gran virtud es encontrar ese equilibrio. Todos sabemos que siempre van a faltar recursos, que vamos a tener alumnos y familias con problemas y un largo etcétera. Por ello, su gran virtud es hacerlo lo mejor posible con los medios que tiene. Y cada vez mejor.

En ese punto intermedio no puede faltar el convertir a los alumnos en mejores personas a través del aprendizaje.

A día de hoy, pensar que la escuela solo se debería dedicar a instruir no tiene sentido. Y eso que esto último no es nada fácil. Con los retos que hay en la sociedad y con la responsabilidad que se le está dando a la escuela, solo transmitir conocimientos se queda muy pobre. No nos deberíamos conformar con dar lengua o matemáticas, ya que la sociedad tiene muchas carencias en cuanto a valores que todos deberíamos compartir: de respeto, tolerancia, sostenibilidad, violencias… retos humanos que si no enseñamos en la escuela, ¿dónde se van a enseñar? Los que nos dedicamos a la educación sabemos que en muchas casas se educa al contrario. Por eso, si queremos ser una sociedad avanzada, esta educación debería recaer en la escuela pública.

«Mientras tengamos tantísimas asignaturas y cursos, la dispersión va a ser alta»

Para que esto suceda, ¿deberían cambiar muchos aspectos dentro de la escuela? Por ejemplo, el aprendizaje a través de la memorización, aspecto con el que eres muy crítico.

La escuela tiene como reto cambiar la estructura organizativa. En primaria las asignaturas son más o menos generalistas, pero en la secundaria obligatoria los cursos están troceados en once parcelitas donde cada especialista da lo suyo y no tiene casi espacio para abordar cuestiones transversales. Algo que le exige la ley. Mientras esa estructura siga siendo tan parcelada va a ser muy difícil cambiarlo. Hace falta tiempo para educar y con ocho horas a la semana, casi no te da tiempo ni para conocer a los alumnos.

Habría que abordar cómo está organizado el sistema, al menos en la etapa obligatoria. Es aquí donde se deberían garantizar los aprendizajes mínimos. Mi idea es que mientras tengamos tantísimas asignaturas y cursos, la dispersión va a ser alta. Al final llevamos a cabo un sistema muy fabril, del S. XIX.

Y ver a los alumnos como compañeros de viaje. No puede ser que se dejen de lado a los peores, igual que un médico no deja de operar al más enfermo. ¿Debe estar el alumno en el centro del sistema?

Muchos confunden esto con que sean los alumnos los que manden, pero no es así. Esto es más que evidente y pasa en el sistema sanitario, que se organiza para los pacientes. Debemos fijarnos más en las necesidades de los alumnos y nosotros reclamar lo que nos toque por la parte laboral.

Aquí toma especial relevancia la codocendia, la cual busca la inclusión de todos los alumnos. ¿De qué forma?

La complejidad de las aulas hace que cada vez se haga más difícil atender a la diversidad. Lo primero es bajar la ratio y luego ver la codocencia como una cuestión normal. Dos profesores en el aula dan una atención doble. Un solo profesor no puede abordar un aula, ni en cuanto a métodos de aprendizaje ni a la hora de dar a cada uno lo que necesita en cada momento.

Antes se daban las clases sin tener en cuenta esa diversidad, pero ahora tiene que estar en el centro de la educación. El abandono escolar hace 30 años era mucho más alto que ahora. Es un logro que a día de hoy esos chavales sigan en clase. Si eso hace percibir a algunos profesores que ha bajado el nivel, lo que tendremos que hacer es trabajar para que esa incorporación no suponga esto. Debemos aprender a tratar a todos y dar más a los que más necesitan.

«Debemos aprender a tratar a todos y dar más a los que más necesitan»

En este sentido, rompes con la idea de que los alumnos de hoy son peores que los de antes. Es más, comentas que se comportan muchas veces como los profesores que se quejan.

Muchas veces nos quejamos de que los alumnos están en el patio mirando el móvil pero es algo que también hacemos los adultos cuando estamos con amigos. Es más, en los cursos de formación del profesorado o en los claustros veo a los compañeros con el móvil. Yo incluso lo hago. Creer que ahora los chavales están más dispersos, tienen menos interés o son más tontos no tiene sentido. Igual nos convendría pasar un año en sus condiciones y que nos examinaran. A ver qué resultados dábamos. Ya te digo que mis notas serían penosas. Seguramente hasta me expulsarían. Yo sería incapaz de aguantar seis horas sentado en un aula.

El formar a profesores también te ha llevado a ver que «no hay peor alumno que un docente». ¿Falta formación para estar mejor adaptados a la escuela actual?

El profesorado en general se forma, pero su problema es que una vez que se han establecido unas rutinas a la hora de dar clase, es muy difícil sacarles de ahí. Piensan que eso les funciona y cuando van a las evaluaciones se quejan de que los alumnos no se enteran. Si los resultados no están siendo los que se esperan, conviene cambiar el método. En este sentido, el profesorado es mal alumno porque le cuesta aceptar las críticas.

Respecto a las tecnologías, ¿qué papel deben jugar en la educación?

Yo soy un gran defensor de que las tecnologías se incorporen en el aula en la misma medida que se han incorporado en la sociedad y en el resto de trabajos. Por tanto, a mí me parece absurdo que si la escuela es una preparación para la vida, las tecnologías se queden fuera. Sin embargo, reconozco que el móvil está cada día más abierto a riesgos. El otro día lo comentaba con mis compañeros y, aunque intentamos educar en el uso del móvil responsable, nos encontramos ciberacoso, fotos y un largo etcétera.

Nos preguntamos si esto es una responsabilidad de la escuela o no, porque se nos escapa de las manos. Hay que tener en cuenta que son dispositivos que les han regalado sus familiares y que utilizan aplicaciones ilegales para su edad. ¿Por qué ningún organismo establece sanciones a estas empresas? ¿Ni para ellos ni para sus familias? Una vez más, parece que la escuela es el último bastión contra los malos usos de toda la sociedad. Y eso tampoco puede ser. Con el tema de los móviles estamos desbordados, muy a nuestro pesar.

¿Y qué opinas sobre las diferentes leyes educativas? ¿Han favorecido o han acabado siendo un lastre?

Lo que han conseguido con las diferentes leyes es que seamos unos escépticos. Se cambian las leyes, pero no hay una inversión real ni una memoria económica que señale lo que hace falta invertir para que se cumpla. Por mucho que hagas una ley que dice que todos los alumnos tienen derecho a ser atendidos con las adaptaciones que les corresponden, si luego no hay recursos para hacerlo se queda en papel mojado. Creo falta una inversión en educación para garantizar que esas leyes se puedan cumplir. Al final tenemos que administrar miseria.

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Jose Carlos|09/12/2023 10:01:15
“Lo primero es bajar la ratio y luego ver la codocencia como una cuestión normal.” Esa es la clave de la enseñanza actual. Mientras no haya un cambio estructural todo lo demás son palabras huecas y enredar hablando de si es mejor “nuevas metodologías” o “viejas”. Sobran gurús educativos y faltan auténticos educadores en los ministerios que aborden ka educación desde un modificando la estructura del mismo con una memoria económica que permita aplicar la ley acorde a Lis objetivos que persigue. El papel lo aguanta todo pero hay que pasar del papel a la realidad lo que requiere de una infraestructura y unos requisitos mínimos para materializar ese currículum.Notificar comentario inapropiado
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