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España a la zaga en carreras STEM: desafíos en la elección y representación de mujeres

  • 11-1-2024 | Noelia García Palomares
  • A pesar de que el porcentaje de mujeres en la universidad es mayor en términos generales, un estudio de Educación revela que solo el 14,1% de las mujeres elige carreras relacionadas con la Informática, destacando la necesidad urgente de abordar esta disparidad en campos STEM para garantizar igualdad de oportunidades y fomentar la innovación.
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Aunque las carreras STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics) ofrecen altas tasas de empleo, la participación de mujeres en estos campos en Europa sigue siendo baja, según la Unesco ya que solo el 35% son mujeres. Solo una de cada tres estudiantes en estudios universitarios STEM es mujer. De hecho, al compararnos con otros países europeos, como Suecia y Noruega, destacan por tener una mayor presencia femenina en estas áreas, según el último informe de la Cátedra STEM Mujer de Comillas. Y, como ya se anunciaba, los datos en España no son más optimistas, solo el 16% de los profesionales del área de las STEM son mujeres, y muy pocas adolescentes, el 0,7%, están interesadas en estudiar un grado relacionado con las tecnologías digitales, frente al 7% de los hombres, según datos del Observatorio Social de la Fundación La Caixa. Si nos fijamos en otros estudios, como el de «Científicas en Cifras 2023», vemos que las mujeres en carreras de ingeniería y arquitectura son apenas el 26% del total de alumnos. Si observamos la brecha de género en el ámbito tecnológico, y más concretamente en el área de desarrollo de software, es elevada. Solo un 12% de las personas que eligen estudiar Desarrollo son mujeres y, hoy en día, solo una de cada tres tiene un puesto de trabajo en este ámbito.

En el otro extremo, los países que destacan en alguno de los niveles ISCED por tener una proporción mayor de estudiantes STEM con porcentajes de mujeres mucho más equilibrados son Alemania, Suecia, Portugal, Rumanía e Italia.

No obstante, se están implementando iniciativas y políticas para fomentar la participación de mujeres, pero la brecha de género persiste. Romper estereotipos, proporcionar modelos a seguir y fortalecer la colaboración entre la educación y la industria son pasos clave para abordar este desafío.

Y es que, la falta de diversidad de género en el sector tecnológico ha sido cuantificada por algunos expertos en términos monetarios, llegando a afirmar que el coste para el conjunto de la Unión Europea supera los16.000 millones de euros al año. Además, puede perjudicar la innovación y el desarrollo tecnológico. La variedad de perspectivas que aporta la diversidad de género puede enriquecer la creatividad y la toma de decisiones en estos campos. Igualmente, cabe destacar que de acuerdo con los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en 2030 más del 80% de los trabajos en el mundo requerirán conocimientos tecnológicos relacionados con las carreras STEM.

«La baja representación de mujeres en estos campos se atribuye a estereotipos de género arraigados, barreras sociales y culturales, y la ausencia de modelos a seguir femeninos en estas disciplinas»

Tal y como indican las estadísticas, «cada vez hay más ofertas de trabajo que profesionales en el mercado que puedan cubrir todas las vacantes. Este puede ser un motivo clave por el que las mujeres deciden apostar por este tipo de estudios», declara Cristina Valles, directora general de NEORIS en España, ya que con la tecnología tienen una completa garantía de que podrán desarrollar su carrera profesional acorde a los estudios realizados, y de que les espera un futuro prometedor que, además, ayudará a promover una sociedad más colaborativa y sostenible.

Estereotipos arraigados

La baja representación de mujeres en estos campos se atribuye a estereotipos de género arraigados, barreras sociales y culturales, y la ausencia de modelos a seguir femeninos en estas disciplinas. Y es que los estereotipos sociales asignan expectativas específicas según el género, influyendo en las decisiones educativas y profesionales desde una edad temprana. Estos factores contribuyen a la percepción errónea de que las STEM son áreas más adecuadas para hombres, creando un obstáculo para la participación femenina en estos campos.

El desajuste en el sentimiento de pertenencia de las mujeres en las carreras STEM es un problema evidente, exacerbado por mensajes que perpetúan la idea de que no pertenecen a estos campos. Este sentimiento de no pertenencia impacta negativamente en el rendimiento, compromiso y persistencia de las mujeres en STEM. Además, la falta de interés de las niñas en estas áreas se asocia con la metodología didáctica predominantemente teórica y poco aplicada, así como la falta de coordinación entre el sistema educativo y el mundo empresarial e investigador. Las alumnas pueden desconocer los perfiles profesionales futuros, incluyendo la importancia de la tecnología, como inteligencia artificial, machine learning, computación en la nube y perfiles de analistas y programadores.

La psicología evolutiva, especialmente los estudios de Piaget, subraya que la formación de la ideación del futuro y la conciencia de las posibilidades en el mundo requieren un pensamiento formal que comienza a desarrollarse alrededor de los 6 años, pero la vocación propiamente dicha se forma durante la adolescencia. De ahí la importancia de un asesoramiento temprano para que el alumnado entienda qué opciones tiene. La falta de información precisa ha contribuido a mantener falsos mitos que pueden haber alejado a las chicas de áreas como la ciberseguridad, la ingeniería o las matemáticas. Abordar estos desafíos implica desafiar estereotipos desde temprana edad, mejorar la aplicación práctica de las materias STEM en la educación y establecer una conexión más clara entre el sistema educativo y las oportunidades profesionales futuras. Esto ayudaría a cerrar la brecha de género en la elección de carreras y promover una participación equitativa de las mujeres en campos STEM.

El último informe del Ministerio de Educación y Formación Profesional en España revela una brecha alarmante en las elecciones académicas. Aunque el número de mujeres en la universidad es mayor en general, la tendencia muestra que las jóvenes optan mayoritariamente por estudios vinculados a la Educación, la Salud y los Servicios Sociales, evitando en gran medida las disciplinas STEM como Informática, Matemáticas e Ingeniería.

Los datos son aún más preocupantes en campos tecnológicos, donde apenas el 14,1 % de las mujeres elige programas relacionados con la Informática, según el informe «Igualdad en cifras» del Ministerio de Educación en 2023. También, España se encuentra por debajo de la media europea tanto en el porcentaje de egresados en STEM (18,8% frente al 25,1% europeo) como en el peso que estos tienen en relación con la población joven en edad universitaria, de 20 a 29 años, (14,1 por mil frente al 19 por mil de la UE). «El desajuste es evidente, pertinaz y creciente», sostiene Ángela Mediavilla, responsable del gabinete técnico de la Fundación CYD. En el curso 2021-2022 y para el nivel de grado, el 3,3% del total de egresados del sistema universitario español pertenecían a informática, y en ingeniería, industria y construcción, en la última década, el número de titulados en este ámbito ha descendido en un 43,6%.

«Aunque hay más mujeres que hombres con títulos universitarios, esta ventaja educativa no se traduce directamente en una mayor presencia femenina en roles directivos»

En ciencias naturales, matemáticas y estadística, las mujeres son mayoría en la UE (51,1%) pero no en España (48,4%). En este caso, la diferencia fundamental se da en el campo de matemáticas•, añade Mediavilla (34,4% en España frente al 43,7% de la UE). Los dos ámbitos en los que las mujeres están más infrarrepresentadas son ingeniería, industria y construcción (29,8% en España frente al 27,8% de la UE) y tecnologías de la información y comunicación (en España el 15,4% de los matriculados son mujeres, frente al 20,5% de la UE).

Según datos globales del u-Rank Gender Monitor, la presencia de la mujer tiende a decrecer a medida que avanza la carrera académica: las mujeres no llegan a representar al 20% del profesorado en las universidades con estudios del ámbito científico y técnico, mientras que en las de perfil más general suponen un 35% aproximadamente.

La brecha en la elección de carrera entre hombres y mujeres se debe a la tendencia de las mujeres a optar por profesiones consideradas «menos competitivas», que ofrecen mayor flexibilidad laboral para conciliar responsabilidades familiares y laborales. Aunque hay más mujeres que hombres con títulos universitarios, esta ventaja educativa no se traduce directamente en una mayor presencia femenina en roles directivos, de liderazgo o de responsabilidad en las empresas. Este fenómeno se observa en todos los niveles de estudios, no limitándose solo a la educación universitaria. La explicación sugiere que, a pesar de las cualificaciones, persisten barreras que limitan la participación de las mujeres en roles de dirección y organización laboral.

Esta brecha de género ha captado la atención de organizaciones como Fundación Telefónica y Womenalia, que han centrado sus esfuerzos en abordar las causas subyacentes. Otras asociaciones como Women in Tech, Power to Code, Inspiring Girls, AMIT o muchas otras, están haciendo una gran labor, pero aún queda mucho camino por recorrer. Asimismo, las grandes empresas también han hecho un trabajo muy importante, tenemos ejemplos de CEOs mujeres en España como en Banco Santander, Ana Botín, en HP, Helena Herrero o Esther Alcocer en FCC, entre otras, pero la realidad es que referentes tecnológicos mujeres hay menos.

Acciones para un cambio de paradigma

La implementación de políticas y programas que fomenten la igualdad de género y promuevan la participación de las mujeres en STEM es esencial para el crecimiento y la innovación en estas áreas. Lecciones valiosas de países europeos incluyen invertir en educación temprana en STEM para niñas, establecer programas de mentoría, desarrollar políticas inclusivas en entornos laborales y educativos, abordar estereotipos de género y fomentar la participación de empresas en la promoción de la igualdad de oportunidades y liderazgo para mujeres en STEM. Estas estrategias son fundamentales para lograr una representación equitativa y diversa en campos clave para el progreso tecnológico y científico.

«De los más de 15 millones de personas científicas e ingenieras que hay en España, el 49,3% son mujeres»

Si nos comparamos con nuestros vecinos europeos, como Alemania, Francia y los Países Bajos, estamos un poco rezagados en cuanto al porcentaje de estudiantes que se inclinan por las carreras STEM y también en cuanto a abandono educativo temprano que en 2021 fue del 13,3% frente al 9,7% de media en la Unión Europea. Fabiola Pérez Ramos, CEO y co-fundadora de MIOTI Tech & Business School, cree que esto «tiene mucho que ver con cómo se promocionan y presentan las diferentes disciplinas en nuestro sistema educativo y en la percepción pública de las vocaciones STEM». Además, «hasta que las mujeres STEM no tengamos esa visibilidad que requerimos para llegar a las niñas y sea "cool" estudiar carreras STEM, no habrá más mujeres matemáticas, ingenieras, científicas o tecnólogas. Tenemos que dar el peso que merecen a las mujeres STEM en las mesas de debate, charlas o, incluso, en los libros de texto», añade.

No obstante, y a pesar de los malos resultados de nuestro país, España encabeza la lista de países europeos con más paridad entre mujeres y hombres que se dedican a la ciencia y la ingeniería. De hecho, supera la media de la Unión Europea (UE) y, aunque todavía queda mucho por hacer, las mujeres han conseguido hacerse un hueco en el sector en los últimos años. De los más de 15 millones de personas científicas e ingenieras que hay en España, el 49,3% son mujeres. «Más de 700.000 mujeres que hace décadas no habrían tenido cabida en el sector y que ahora ven cómo, poco a poco, se va soldando la brecha que evidencia la desigualdad de género», afirma Manuel Romera, director de Capital Humano de Berger-Levrault España. En 2019 había más de 6,3 millones de mujeres científicas e ingenieras en la UE, según los datos de Eurostat, lo que representa un 41% del total de profesionales del sector.

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