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Empleabilidad y aprendizaje
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Empleabilidad y aprendizaje

Pellicer Iborra, Carmen

Cuadernos de Pedagogía, Nº 529, Sección Editorial, Marzo 2022, Wolters Kluwer

Conocedores de la necesidad de adecuar la preparación del alumnado con lo que demanda el actual mercado laboral y, sobre todo, el futuro, desde Cuadernos de Pedagogía titulamos este Tema del Mes El Futuro de la Empleabilidad. Un alegato en favor de una empleabilidad.

Carmen Pellicer

Directora

Hace ocho años rodamos nuestro primer documental «INGENIA» sobre la naturaleza del aprendizaje… Era la primera vez que manejamos el concepto de Aprendibilidad. José Antonio Marina actuaba como un detective que pedía a Eugeni Alemany, su Watson particular, que explorara el significado profundo de Aprender. Nos asomamos a la academia de tenis de Juan Carlos Ferrero para descubrir cómo aprenden los músculos y el valor del entrenamiento y la repetición para crear memoria; a un colegio en Ontinyent, de la mano de Paco Ferrer, para ver cómo cambia el enfoque en un aula al plantear un contenido de siempre como el principio de Arquímedes con nuevas metodologías que estimulen una comprensión más profunda; y al mundo de la empresa de la mano del coordinador de nuestro tema del mes, Juan Carlos Cubeiro, actual presidente para Europa de About my Brain Institute, consejero de Human Age Institute y socio-director de IDEO Advisor, para explorar cómo aprenden las organizaciones. Entrevistamos a José María Cervera, director general de Makro y colaborador también en este número, que nos daba las claves del cambio en una gran empresa como la suya: «Los negocios no son para siempre, de ahí la importancia de "Aprender, Desaprender y Reaprender"» (1) .

«Tendremos que prepararlos para empleos que hoy no existen» … «Trabajaremos más años y habrá que prepararse para tener cada vez más empleos que serán muy exigentes»… «Hay que prepararse para 20 o 30 cambios de trabajo en una vida laboral». Seguro que todos hemos escuchado estas frases o parecidas, en muchas ocasiones asociadas al impacto de la tecnología, y siempre mirando hacia el sistema educativo que tiene que ejercer una cierta magia para adivinar ese futuro y discernir qué tendremos que hacer hoy mirando hacia el mañana. Esto va mucho más allá de discusiones sobre qué asignaturas o cómo dibujamos nuevas titulaciones. Se centra sobre la misma naturaleza del aprendizaje y cómo podemos estimular la capacidad de aprender constantemente, a lo largo de toda la vida, en el ámbito personal y profesional.

Por eso, en Cuadernos de Pedagogía, hemos querido explorar la relación entre Empleabilidad y Aprendizaje.

El pasado año, el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) presentó el Informe Estatal del Mercado de Trabajo de los Jóvenes menores de 30 años, desarrollado por el Observatorio de las Ocupaciones. Un documento que muestra la situación actual del mercado laboral, así como su tendencia y evolución en los últimos años, y que describe con claridad de qué manera la pandemia generada por el COVID ha afectado al mercado laboral y más concretamente a este colectivo.

El conjunto de personas menores de 30 años es uno de los grupos poblacionales más importantes desde el punto de vista del empleo por sus problemas para acceder al mercado de trabajo y por lo que esta situación representa para su futuro. El texto apunta que, «las competencias laborales, el nivel de cualificación, la actitud y el compromiso ante el trabajo, la capacidad de adaptación a los cambios, el aprendizaje permanente, su capacidad de emprendimiento o su desánimo, serán, sin duda, determinantes para poder aspirar a un mercado de trabajo más cualificado, más diversificado, menos dependiente y más estable».

Según el Padrón Municipal de Habitantes, el 29,85% de la población que reside en España 1 de enero de 2020 son personas con menos de 30 años, es decir, 14.164.294 jóvenes, 84.656 más que el año anterior. La población activa de 16 a 29 años ha sufrido un decremento interanual de 81.500 personas, situándose en valores de hace cinco años.

El indicador EPA destaca que, a mayor edad, mayor es la ocupación, mientras que para la franja de edad comprendida entre 25 a 29 años es del 64,81%, la de los de 16 a 19 años solo alcanza un 4,50 %. Este hecho demuestra que, a menor edad, mayor es el desempleo: la tasa de paro de jóvenes de 16 a 19 años es del 60,14 %, la de 20 a 24 del 36,52 % y de 25 a 29 del 23,53 %.

Tasas. IV trimestre 2020. Datos comparados
 ActividadEmpleoParo
Población total58,1948,8116,13
Jóvenes 16 a 29 años52,1836,4330,19

Fuente. 2021 — Informe del Mercado de Trabajo los Jóvenes. Estatal. Datos 2020.

En 2020, los rasgos que más se repiten para definir del perfil del joven menor de 30 años parado es el de una mujer de 25 a 29 años con estudios primarios o no acreditados y una antigüedad como demandante de empleo de uno a tres meses que, bien trabajó previamente en el sector servicios, o bien carece de experiencia profesional previa y pretende incorporarse por primera vez al mercado de trabajo. Mientras que el valor de mayor frecuencia sobre el perfil del joven ocupado es el de un hombre de 25 a 29 años, asalariado con contrato temporal (aunque está muy equilibrado con los contratos indefinidos) y a jornada completa, ocupado en el sector servicios en las ramas de Comercio al por mayor y al por menor y Hostelería, así como en la Industria manufacturera, del gran grupo de ocupación 5, Trabajadores de los servicios de restauración, personales, protección y vendedores y con un nivel de formación alcanzado de educación superior.

El documento concluye que, para el colectivo menor de 30 años, en el 58% de la contratación existente el nivel educativo del trabajador se adecua con el requerimiento formativo teórico del puesto de trabajo. Sin embargo, en el 27,41% se produce una sobrecualificación en los contratos registrados, es decir, el nivel formativo del trabajador es superior al que se solicita para ese puesto de trabajo.

Conocedores de la necesidad de adecuar la preparación del alumnado con lo que demanda el actual mercado laboral y, sobre todo, el futuro, desde Cuadernos de Pedagogía titulamos este Tema del Mes El Futuro de la Empleabilidad. Un alegato en favor de una empleabilidad que, como recoge la definición de la Real Academia de Lengua, consiste en «el conjunto de aptitudes y actitudes que permiten a una persona conseguir y conservar un empleo», y que, como sostiene Cubeiro, «se ha convertido no sólo en una cuestión de dignidad laboral, sino de salud mental y de supervivencia».

Una transformación de la empleabilidad que resulta absolutamente necesaria y que la creatividad de Siro López para la portada de este número refleja de manera oportuna. El autor utiliza la imagen de una herramienta de sílex, usada durante la Edad de Piedra, con una huella digital impresa sobre ella para representar que, como apunta el coordinador de este número en su artículo, «la empleabilidad ya no es lo que era». Porque la forma tradicional de entender la Empleabilidad se relacionaba más con la creación y gestión de una empresa como conocimientos de creación, marketing, gestión de recursos económico-financieros, gestión de recursos humanos, o destrezas tecnológicas entre otras. Se vinculaba directamente a la disposición para generar autoempleo utilizando todas las cualidades descritas anteriormente.

Sin embargo, queremos relacionar esta necesidad de empleabilidad futura con el carácter emprendedor, diferente de la iniciativa empresarial: a nivel educativo, la iniciativa emprendedora, espíritu emprendedor o cualquier otro concepto similar, hace referencia al entrenamiento de diferentes habilidades como autoconfianza, motivación de logro, superación del fracaso, toma de decisiones, gestión eficaz del trabajo, liderazgo, trabajo en equipo, habilidades de comunicación, resolución de problemas, creatividad y planificación, entre otras. La nueva ley de educación, la LOMLOE, recoge este guante en dos competencias, la nueva versión de la Competencia Personal, Social y Aprender a Aprender, que incluye precisamente la importancia de la autorregulación, y la salud física, mental y emocional, y la Competencia Emprendedora, aquella que «desarrolla el espíritu emprendedor y la confianza en sí mismo, la participación, el sentido crítico, la iniciativa personal y la capacidad para aprender a aprender, planificar, tomar decisiones y asumir responsabilidades».

Hablamos de un concepto multidimensional, como hemos visto, que incluye valores personales tales como la creatividad, la disposición positiva para la innovación y el cambio, la confianza en uno mismo, la motivación de logro, el liderazgo, la aceptación del fracaso como fuente de experiencia, o las actitudes de cooperación y de trabajo en equipo. También incorpora valores como el gusto por el trabajo bien hecho, la eficacia en la actividad, así como la planificación de los proyectos y la constancia para completarlos e implementarlos con éxito, aprendiendo a incorporar los cambios necesarios para mejorar la próxima vez.

Quizás podemos acudir a las palabras del mismo José María Cervera en aquel viejo reportaje: «Aprender la esencia de tu negocio, la esencia de tu cliente, la esencia de tus colaboradores, eso solo se hace con espíritu de servicio… y creértelo, porque, si te lo crees, puedes…» Y esto se aprende y se practica desde el principio, porque la Empleabilidad tiene más que ver con quién eres que con qué sabes hacer.

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