Desde que me puse por primera vez delante de unos alumnos he vivido la frustración que supone trabajar con ahínco ortografía en clase para ver cómo siguen cometiendo una falta tras otra. Y este fenómeno se repite curso tras curso, alumno tras alumno, a pesar del esfuerzo que he puesto en ello y a pesar del empeño que también han puesto mis alumnos y alumnas.
Las faltas de ortografía se han convertido en una realidad difícil de erradicar, por mucho que los docentes convirtamos este tema en algo prioritario en nuestro día a día y dediquemos muchos minutos de clase al trabajo específico de ejercicios de ortografía variados.
Y, en mi caso, esta casi ausencia de resultados se ha mantenido en el tiempo, aunque he llevado al aula todo tipo de actividades, como las que propone Comes Nolla (2005). Me refiero a ejercicios como, por ejemplo, la copia con modelo de secuencias alfabéticas, la escritura de palabras con letras móviles, la composición de palabras a partir de una serie de letras, completar frases, palabras o letras omitidas de fácil predicción, dictados con aparición de palabras con determinadas dificultades ortográficas, etc.
El trabajo de todas estas actividades ha supuesto una perversa correspondencia entre el gran esfuerzo y el prolongado tiempo que suponen y la escasez de mejoras significativas en el nivel de ortografía de mi alumnado.

¿Por qué fallan?
El problema de las faltas de ortografía no se ha solucionado porque los docentes nunca hemos sabido responder con precisión a esta cuestión. Los comentarios que hemos dado a nuestros frustrados alumnos –y también a sus preocupadas familias– han sido tan variopintos como imprecisos: es porque debe leer mucho más, porque no se fija bien, porque escribe demasiado rápido, porque no le da ninguna importancia, porque no se sabe las reglas de ortografía básicas, porque no piensa en la etimología de la palabra, etc.
Evidentemente, todas estas explicaciones están relacionadas con la ortografía, pero ninguna de ellas va a la raíz del problema. Esta es la razón fundamental por la que los alumnos, a pesar de nuestros esfuerzos, no logran mejoras significativas.
La respuesta a esta cuestión, según explica Daniel Gabarró (2012), es bien sencilla, y es muy importante tenerla en cuenta para que nuestro trabajo y esfuerzo obtengan los frutos correspondientes.
¿Cuáles son las razones por las que una persona con buena ortografía –por ejemplo, un docente– no comete faltas? ¿Es porque ha leído mucho? ¿Es porque se sabe las reglas? El ser un gran lector influye positivamente, sin duda, pero no es la raíz del problema. El conocimiento de todas las normas ortográficas es prácticamente imposible –salvo las básicas, como las de acentuación y unas pocas más–, pues existen alrededor de seiscientas normas diferentes.
Para Daniel Gabarró, la respuesta a la pregunta del millón es la siguiente: las personas con buena ortografía no comenten faltas porque tienen grabadas las palabras en su memoria visual, por lo que, al escribir, se limitan a “copiarlas” de su mente.
Esta cuestión necesita una explicación. Lo primero será exponer qué es la memoria visual. Gabarró lo hace con un sencillo ejemplo: si alguien nos pregunta cuántas ventanas hay en nuestra casa, nosotros, para poder responder, nos imaginamos entrando en nuestra casa, recorriendo y “viendo” las distintas dependencias y contando las ventanas. Hemos recurrido así a nuestra memoria visual.
Pues bien, una persona con buena ortografía hace exactamente lo mismo. Al escribir, “ve” mentalmente las palabras bien escritas y las copia sobre el papel. Es por ello por lo que no comete faltas, a pesar de no saber las reglas o de no ser un gran lector.
El desconocimiento de esta realidad ha hecho que el trabajo de la ortografía mediante los ejercicios tradicionales que proporcionan los libros de texto o los manuales específicos (por ejemplo, dictados con palabras con alguna dificultad ortográfica, completar huecos con una letra determinada, etc.) no haya dado los frutos esperados. Es más, determinados ejercicios de este tipo pueden llegar a fomentar las faltas de ortografía, pues nuestros alumnos pueden grabar en su memoria visual la palabra mal escrita y luego, consecuentemente, equivocarse.
¿Cómo podemos solucionar el problema? Con el método de Daniel Gabarró.
Por una mejora significativa
Ya conocemos la verdadera raíz del problema. Ahora se trata de darle una solución efectiva. El curso pasado tuve la oportunidad de asistir a una conferencia de Daniel Gabarró organizada por el Centro de Profesorado de Motril (Granada). En ella, el autor nos expuso una nueva metodología para el trabajo de la ortografía en el aula con la que podemos reducir las faltas de nuestros alumnos en hasta un ochenta por ciento, según sus palabras.
Gabarró prometió en su conferencia que, si trabajamos su método paso a paso, dedicándole unos diez minutos de cada clase a lo largo de tres meses, lograremos resultados sorprendentes. En su libro Dominar la ortografía. Cuaderno del alumnado (2012) nos explica su método en profundidad. A continuación resumo las distintas fases o pasos.
La clave del éxito
Hay que empezar explicando el “secreto” de la buena ortografía. Se trata de explicar a nuestros alumnos cómo pueden mejorar su nivel de ortografía. Una persona tiene buena ortografía, sobre todo, porque posee una memoria visual eficiente. Al escribir, “ven” en su mente las palabras y las copian sobre el papel.
Evaluación previa
Antes de comenzar el trabajo específico debemos saber cuál es el punto de partida, esto es, el nivel de competencia ortográfica de cada alumno. Esto nos permitirá conocer su margen de mejora. Gabarró propone hacer la evaluación previa usando dos pruebas:
Dictado de las cien palabras que producen más errores en español, es decir, lo que se llama “vocabulario cacográfico”. No se trata de comprobar cómo un alumno escribe palabras extrañas o que apenas use, sino términos de su día a día. Así, por ejemplo, forman parte de este vocabulario cacográfico vocablos como había, iba, hasta, ahí…
Redacción libre de más de cuatrocientas palabras para examinar el porcentaje de errores. Para obtener este porcentaje, Gabarró propone la siguiente fórmula: multiplicar el número de errores por cien y el resultado dividirlo por el número de palabras escritas. De esta manera, el resultado será el porcentaje de faltas de ortografía que comete el alumno.
La técnica paso a paso
Ahora pasamos al trabajo específico de la ortografía. Para esto, Gabarró propone hasta ocho fases, y no se debe pasar a la siguiente hasta no superar la anterior suficientemente. Son las siguientes:
- 1. Explicación a nuestro alumnado de qué es la memoria visual y su importancia para tener una buena ortografía.
- 2. Fortalecer la memoria visual de nuestro alumnado. Para ello, nuestros alumnos trabajarán con fichas con dibujos de figuras geométricas (círculos, cuadrados, rombos, triángulos, etc.) de distintos colores. En parejas, deberán hacerles una “fotografía mental”, aumentando el número poco a poco, y los compañeros les harán preguntas sobre ellas (por ejemplo: ¿de qué color era la segunda figura?, ¿cuántos lados tenía la cuarta?).
- 3. Unir el trabajo de la memoria visual con las palabras. Los alumnos elaborarán fichas con el vocabulario cacográfico, pintando cada letra de un color distinto. A continuación, le harán una “fotografía mental” a cada palabra y el compañero le hará preguntas sobre ellas (por ejemplo, ¿puedes deletrear la tercera palabra al revés?, ¿de qué color era la cuarta letra de la cuarta palabra?).
- 4. Dominar el vocabulario habitual. Para esto, el autor propone el uso de un programa informático muy sencillo que sirve para trabajar la ortografía de las palabras más habituales. Este programa reconoce los errores que van cometiendo y pregunta con más frecuencia esas palabras (está disponible en: www.edudigital.es).
- 5. Consolidación de lo aprendido. Ahora se trata de asentar los conocimientos adquiridos. Para superar esta fase, Gabarró plantea el trabajo de la ortografía de palabras en la calle (con carteles, anuncios, etc.), con palabras de cualquier texto o libro, usando juegos relacionados con la ortografía de palabras, etc.
- 6. Trabajar el vocabulario propio con dificultad ortográfica. Cada alumno deberá trabajar de forma específica con las palabras en las que él mismo comete errores usando esta metodología. Para determinar la composición de este vocabulario personal podemos usar las faltas de ortografía cometidas en sus exámenes, en su cuaderno de trabajo, en redacciones entregadas durante el curso, etc.
- 7. Trabajar la normativa más importante. En este paso trabajaremos las normas ortográficas más útiles. Por ejemplo, la acentuación, el uso de las mayúsculas, etc.
- 8. Evaluación final. Para ver cuál ha sido el porcentaje de mejora en el nivel de competencia ortográfica de cada alumno se repite el proceso ya realizado en la evaluación inicial. El resultado, comparándolo con el de la evaluación inicial, nos indicará cuánto ha mejorado cada alumno.
Enfoque compartidoEl método de Daniel Gabarró es, sin duda, muy novedoso y efectivo. Sin embargo, existen otras metodologías anteriores que también ponen el foco en la memoria visual. Es el caso, por ejemplo, de Jesús Mesanza López, quien propone en Didáctica actualizada de la ortografía (Santillana, 2000) trabajar la ortografía siguiendo cuatro pasos:1. Orientación inicial: fijar los objetivos, los contenidos y los textos.2. Trabajo activo del alumno:- Comprensión: se explica el significado de la palabra que se va a trabajar.- Imagen visual.- Imagen auditiva.- Interiorización (imaginar y evocar la grafía).- Síntesis (formar oraciones).- Ejercitación o fijación.- Sistematización (extraer, formular y aplicar reglas).3. Aplicación y reelaboración de lo que se ha aprendido.4. Evaluación del aprendizaje.En cualquier caso, con este método innovador, que sí va a la raíz del problema, conseguiremos que nuestros alumnos mejoren su nivel de ortografía de forma significativa. El esfuerzo de los profesores y de los alumnos en un tema tan peliagudo como repetido y antiguo por fin tendrá los frutos merecidos.
Lo llevamos a la práctica
Una vez convencido de la idoneidad de esta forma de trabajar la ortografía, el pasado curso la integré en mi programación de aula y la llevé a mis clases. En concreto, la apliqué a un grupo de tercero de ESO y, como propone el autor, le dediqué unos diez minutos cada clase a lo largo de un trimestre.
Mis alumnos recibieron esta nueva metodología con agrado e interés, si bien al principio manifestaron ciertas dudas sobre su eficacia. El grupo era bastante heterogéneo en cuanto a su nivel de competencia en ortografía (había alumnos con un nivel aceptable o bueno, pero otros tenían grandes dificultades). De una forma muy disciplinada, durante los primeros diez minutos de cada clase –cuatro sesiones por semana– de todo el segundo trimestre, fuimos siguiendo los pasos del método de Gabarró hasta llegar al final del camino. Y los resultados fueron realmente sorprendentes, como se puede observar en la tabla.

Cabe señalar que medir en un porcentaje concreto el nivel de competencia en ortografía es una tarea harto complicada. Además, la cifra variará según el corpus de textos que tengamos en cuenta, la dificultad ortográfica de las palabras usadas, etc. En cualquier caso, para obtener los resultados que expongo en la tabla he usado esta fórmula: número de errores multiplicado por cien, dividiéndolo entre el número de palabras. He empleado como corpus de referencia para cada alumno un dictado con cien palabras cacográficas (los vocablos que producen más errores en español) y también tres pruebas escritas de unas cuatro páginas cada una. Los porcentajes, por tanto, aunque no definitivos, sí son significativos.
La mayor parte de mis alumnos lograron una mejora significativa en su nivel de ortografía, como se puede apreciar en la tabla. Tan solo dos alumnos, con un nivel aceptable, rompieron la tendencia. Esto me convenció sobre la eficacia de este método de trabajo.
Para saber más
Comes Nolla, Gabriel (2005).Atención educativa al alumnado con dificultades ortográficas. Málaga: Ediciones Aljibe.
Gabarró, Daniel (2012).Dominar la ortografía. Cuaderno del alumnado. Lleida: Boira Editorial.
Gabarró, Daniel; Puigarnau, Conxita (2010).Buena ortografía sin esfuerzo con PNL. Propuesta metodológica para docentes. Lleida: Boira Editorial.
Mesanza López, Jesús. (2000).Didáctica actualizada de la ortografía. Madrid: Santillana.
Recursos web
EduDigital:http://www.edudigital.es
¿Cómo enseñar ortografía? Reducir las faltas hasta un 80%:https://www.youtube.com/watch?v=RS0Pk-uN9io