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Los desafíos de las políticas educativas en Latam
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Los desafíos de las políticas educativas en Latam

Agustín Porres

Director Regional Latam Fundación Varkey. (Coordinación)

Cuadernos de Pedagogía, Nº 555, Sección Tema del Mes, , Cuadernos de Pedagogía

Hay una frase trillada pero muy cierta que dice que ningún sistema educativo es mejor que sus docentes. Creo que en este punto hace falta un cambio de enfoque: en ocasiones los docentes son vistos como un obstáculo para implementar ciertas políticas educativas cuando deberían ser los principales aliados. Todo lo que podamos hacer por ellos, debemos hacerlo.

Resumen: ¿Cómo tomar decisiones que impacten positivamente en todos los ciudadanos? ¿Cómo hacer para articular con tantos actores, cuyos intereses no siempre coinciden e incluso pueden llegar a ser contrapuestos? Este es el desafío de los tomadores de decisiones, de quien asume la responsabilidad de liderar las políticas públicas: llevar adelante un mandato de transformación y servicio, articulando intereses que muchas veces chocan, con los recursos y urgencias del presente, pero sin perder de vista el largo plazo.

Está claro que la política educativa es «política». En inglés existe una distinción conceptual entre «politics» (política agonal o lucha por el poder) y «policy» (política arquitectónica o política pública). En español, sin embargo, ambas se traducen como «política». Sin querer -o queriendo- juntamos la política en el sentido partidario con la política pública, en cuanto a diseño de respuestas que buscan resolver problemas que afectan a una gran parte o a toda la comunidad. La distinción no es puramente semántica. Tenerlo claro nos puede ayudar a pensar cómo se balancea un actor político entre esas dos dimensiones.

La educación tiene que ver con ambos sentidos, pero el primer desafío lo genera lo partidario, luego aparecen algunas preguntas: ¿cómo hacemos para que existan políticas a mediano y largo plazo?, ¿para que las reformas sucedan y se sostengan en el tiempo?, ¿para que se cumpla aquello de no quedar supeditado a los cambios de gobierno? Tomar decisiones acertadas depende, en muchos casos, de la capacidad de comprender el sistema educativo en su totalidad y conocer sus ciclos.

Por otra parte, las decisiones más importantes requieren una visión a largo plazo, pero son tomadas al calor de las urgencias de cada día, tiempos y presiones de una determinada gestión. Por esa razón, el desafío es animarnos a que las decisiones puedan ser tomadas en marcos «a-electorales» (1) , trascendiendo los desafíos particulares y coyunturales.

Quiero poner otro desafío sobre la mesa: para que una política educativa sea efectiva no sólo debe llegar al aula, sino que debe llegar a cada estudiante, al corazón de su aprendizaje. Y aquí debemos apoyarnos en los docentes, que son la clave de cualquier política educativa. Hay una frase trillada pero muy cierta que dice que ningún sistema educativo es mejor que sus docentes. Creo que en este punto hace falta un cambio de enfoque: en ocasiones los docentes son vistos como un obstáculo para implementar ciertas políticas educativas cuando deberían ser los principales aliados. Todo lo que podamos hacer por ellos, debemos hacerlo.

Otro punto central es la confianza. La falta de confianza parece haber minado los sistemas educativos en general. En muchos casos se hace fácil comprender que los padres puedan no confiar en los maestros, que los maestros no confíen en los alumnos, que los ministerios no confíen en sus docentes y que los docentes desconfíen de las intenciones de los funcionarios. Sin embargo, un equipo, que fue pensado para funcionar mancomunadamente, si pierde la confianza, termina quebrado, haciendo imposible la comunicación efectiva y la realización plena de su rol: que los chicos aprendan, y que ese aprendizaje les permita desarrollar su proyecto de vida.

También me parece interesante debatir sobre la autonomía. Un ministerio puede señalar, por ejemplo, el perfil del egresado que desea, las competencias básicas que quiere para los estudiantes, pero… ¿qué rol juega la autonomía de las escuelas? Los países donde se ha sabido equilibrar la relación entre autonomía y el gobierno central son los que han tenido éxito.

Para finalizar, incluyo dos ideas: por un lado, quisiera expresar que la política educativa no puede ser una más entre el resto de las políticas del Estado, sino que debería tener un rango especial al ser la base del crecimiento de todas las otras áreas. Y, por otro lado, no podemos darnos el lujo de perder la esperanza ni el sentido de urgencia. Ya no hay tiempo para el lamento. Hay una frase que me viene resonando hace días: «Si no somos nosotros, entonces ¿quién? Si no es ahora, entonces ¿cuándo?»

Palabras clave: Decisiones. Transformación. Reformas. Docentes. Confianza. Autonomía.

Abstract: How to take decisions that have a positive impact on all citizens? How to articulate those decisions under pressure from so many parties whose interests do not always coincide and may even be opposed? This is the challenge faced by decision makers, by those who take on the responsibility of steering public policies and carrying out a mandate of transformation and service, articulating interests that often clash with the resources and urgent needs of the present, while keeping an eye on the long term.

It is clear that educational policy is «politics.» In English there is a conceptual distinction between «politics» (agonal politics or the struggle for power) and «policy» (architectural policy or public policy). In Spanish, however, a single word -«política»- is used for both concepts. Be it intentional or unintentional, we mix politics in the partisan sense with public policy when it comes to designing responses that seek to solve problems affecting the community as a whole or a larger part of it. The distinction is not purely semantic. Keeping this in mind can help us to think about how a political actor strikes a balance between these two dimensions.

Education straddles both concepts, but the first challenge arises from the partisan view. This prompts questions such as how do we ensure that there are medium and long-term policies? That reforms are enacted and sustained over time? That they are not merely subject to changes in government? In many cases, taking the right decisions depends on the ability to understand the educational system in its entirety and be aware of its cycles.

Although the most important decisions require a long-term vision, they are made in the heat and pressure of daily emergencies, deadlines and specific actions. For this reason, the challenge is to push ourselves to take decisions in «a-electoral (2) » frameworks, transcending obstacles of a specific and cyclical nature.

I want to put another challenge on the table: for educational policy to be effective, it must not only reach the classroom, but each student and the very heart of their learning. And here is where we must rely on teachers, who are the key to any educational policy. There is a trite but nonetheless true phrase that asserts that no educational system is better than its teachers. I believe that in this regard a change of approach is needed: sometimes teachers are seen as an obstacle to implementing certain educational policies when they should be considered the main allies. We must endeavour to do everything we can for them.

Another central issue is trust. Lack of trust appears to have undermined educational systems in general. In many cases it is easy to understand that parents may not trust teachers, that teachers may not trust students, that ministries may not trust their teachers, and that teachers may not trust the intentions of officials. However, if a team that was designed to function as a unit loses that trust, it ends up broken, making effective communication impossible and preventing the full realisation of its role, namely, to ensure children learn and that what they learn enables them to reach their goals in life.

The question of autonomy is also an interesting one. A ministry can set out the graduate profile it wants, the basic skills it wants for students, alongside other priorities, but... what role does the autonomy of schools play? The countries that have achieved a balance in the relationship between autonomy and the central government are those that have been most successful.

To conclude, I put forward two ideas: firstly, I would like to suggest that educational policy cannot be just another state policy, but rather it should be afforded a special rank as the basis for growing all other areas. And secondly, I would say that we cannot afford to lose hope or a sense of urgency. There is no more time for complaints. There is a phrase that has been resonating with me for days: «If not us, then who? If not now, then when?»

Keywords: Decisions. Transformation. Reforms. Teachers. Trust. Autonomy.

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(1)

El autor introduce una licencia en la palabra «a-electoral»

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(2)

The author introduces a license in the word «a-electoral».

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Maria Andrea Domínguez Usuario por defecto|11/07/2024 18:56:11
Autonomía y confianza van de la mano de aprendizaje. Está bueno conectarlos siempre y a distinta escala.Notificar comentario inapropiado
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