Cuando, hace exactamente trece años, Jaume Carbonell me llamó para pedirme una colaboración, no imaginaba que un día escribiría estas líneas. Desde entonces, la publicación me ha acompañado en numerosos viajes, y algunas de las personas que la hacen, y la hacían, se han convertido en compañeras y amigas. Siempre me he sentido orgullosa de participar en un proyecto a la vez sólido y audaz, con una trayectoria impecable y el apoyo de una comunidad amplia y diversa. Me parecía una suerte, para una reportera, que al decir la palabra Cuadernos se abrieran tantas puertas en nuestro territorio. Pero fue gracias a varios educadores de otros países que me confesaron al verla “Ya nos gustaría tener aquí algo así”, cuando comprendí la importancia de eso que a veces tanto nos cuesta a los españoles: valorar, en su justa medida, lo que somos y lo que hacemos.
Ha pasado mucho tiempo y hoy, por esas artes de birlibirloque que tan a menudo despliega la vida, me toca recoger el testigo de Lourdes Martí. Espero estar a la altura de la profesionalidad, el cuidado, la calidad y la voluntad de servicio con que siempre desempeñó sus tareas. Y quiero agradecer desde aquí, a ella y a las demás personas implicadas, la confianza que han puesto en mí como su sucesora.
Vivimos un momento extraordinariamente fecundo para la educación y, en particular, para la innovación educativa. Buena prueba de ello es este nuevo número sobre los espacios de libre elección de actividad, que cada vez se implantan en más centros. En esta ocasión, abordaremos el destinado a la ciencia. Si todos los rincones de la escuela necesitan la intervención de los docentes, el dedicado a la experimentación requiere ser pensado, organizado y acompañado con especial cuidado. Por eso comenzamos reflexionando sobre los elementos imprescindibles para diseñarlo y coordinarlo en Infantil y Primaria. La experiencia de la escuela La Llacuna del Poblenou, en Barcelona, muestra cómo niños y niñas se mueven, según sus intereses, por distintos ámbitos de aprendizaje. Mientras, las tres comunidades (pequeños, medianos y mayores) del centro Ítaca, de Manresa, nos plantean una forma de desarrollar la autonomía infantil basada en la coherencia de un único proyecto. La escuela se está transformando en “un lugar repleto de oportunidades” que pueden ampliarse aún más con la oferta exterior de espléndidas recreaciones de un hábitat forestal o de un acuario, como el Lab 0_6 de la Universitat de Vic-Universitat Central de Catalunya, el Museu de Ciències Naturals de Barcelona, o su sugerente Niu de Ciència. Cerramos el Tema del Mes con ocho propuestas didácticas cuyo objetivo es servir de inspiración para construir espacios de experimentación que conviertan el aprendizaje de las ciencias en algo concreto, serio y divertido a la vez.
Por otro lado, la entrevista al actor y educador norteamericano Ben Atherton-Zeman –un “machista en recuperación”, como él mismo se califica– nos presenta su obra Voices of men. Se trata de un monólogo con el que viaja por todo el mundo para hacer reflexionar, en clave de humor, a estudiantes y docentes, sobre la lacra de la violencia de género. Un trabajo que plantea nuevos modelos de masculinidad para que podamos actuar juntas, más allá de los roles, como personas, contra todas las desigualdades. Nuestra corresponsal en Aragón, Amelia Almau, firma además un interesante reportaje sobre la experiencia de varios centros docentes de La Rioja que participan en el Proyecto Explora, con talleres virtuales y presenciales para desarrollar fuera del aula.
Un excelente número que nos aportará nuevas e interesantes ideas para dar un paso más, en solitario o en equipo, en el diseño de ambientes que estimulen la observación, el asombro, la investigación y el descubrimiento. Así, entre todas, acercamos la ciencia a ese poderoso impulso que, a lo largo de los siglos, ha sido su fuente: la innata y casi inagotable curiosidad humana.